No hay ninguna otra franquicia en toda la NFL de las treinta y una restantes que sufriera tantos varapalos en 2016 como Minnesota Vikings. Las desgracias y el infortunio se fueron acumulando en forma de lesiones desde la pretemporada, donde todos recordamos los desgarradores reportes de compañeros acerca de Teddy Bridgewater retorciéndose en el suelo de dolor, y no pararon en toda la Regular Season, llegando incluso el mal fario a apoderarse hasta del propio entrenador, Mike Zimmer, quien se vio obligado a operarse en varias ocasiones de su ojo derecho.

Todo ello supuso que un equipo que se posicionaba como claro aspirante al título, fuera perdiendo gas con el paso de las semanas hasta hundirse dentro de una Conferencia Nacional que en la jornada cinco lideraban como único invicto de toda la competición. A partir de entonces, una caída en picado que no salvó ni su excelsa defensa y que incluso se llevó por delante al que era por aquel entonces su coordinador ofensivo.

Bridgewater trabajando para poder regresar de su terrible lesión, vía Star Tribune

Ahora, a las puertas del inicio de una nueva temporada, y aunque las previsiones son un poco más prudentes, los Vikings deberían volver a ser uno de los favoritos de la NFC. Llegan con las aspiraciones renovadas y con la enfermería casi vacía, todos los lesionados han completado con éxito sus respectivas recuperaciones a excepción de Bridgewater y Sharrif Floyd, ambos luchando por volver a sentirse jugadores. Además, y como veremos a continuación, los puntos más débiles del equipo, línea ofensiva y backfield, han acaparado la mayor parte de las miradas de la gerencia durante esta offseason en lo que a contrataciones se refiere.

Rick Spielman, gerente general, ha hecho un gran trabajo tanto en la agencia libre como en el draft, destacando en este último. A pesar de no contar con una primera ronda debido al trade que acabó como Sam Bradford en el conjunto de Minneapolis, Spielman completó una selección de jugadores muy reseñable, en la que logró valores en rondas más bajas de las que estaban proyectados, no solo reforzando las dos unidades que he mencionado anteriormente, sino perfeccionando un fondo de armario que hace que la de Vikings tengan una de las plantillas más completas de la liga, especialmente en defensa.

Suena a tópico, pero si esta defensa logra eludir lesiones graves, no tengo ninguna duda de que es capaz por sí sola de mantener al equipo con vida y permitirle luchar por entrar en playoffs. Para mí es una defensa top-5, dominante en todas sus líneas y genialmente entrenada por Zimmer, en la que su seña de identidad es el denominado “doble gap-A blitz”, en el que  dos de los linebackers de su formación 4-3 amenazan el blitz desde el centro de la línea de scrimmage, enmascarando así la asignación real de cada uno de los jugadores.

Seguramente no exageré al referirme al front seven de Minnesota como el mejor de todos, siendo la casi totalidad de sus integrantes sino estrellas de la liga, sí jugadores de primerísimo nivel. La línea defensiva derrocha quilates en sus cuatro posiciones, y eso que no cuentan como ya he dicho con Floyd. Pero Danielle Hunter y Everson Griffen son sinónimo de sacks, y Linval Joseph es uno de los grandes defensive tackle de la NFL. Para suplir a Floyd hay varias opciones pero la más atractiva es la del rookie Jaleel Johnson, aunque probablemente el staffing coach lo reserve bastante en este primer año como profesional.

Barr y Kendricks, una de las mejores parejas parejas de linebackers, vía vikings.com

En la unidad de linebackers sucede algo similar. La pareja formada por Anthony Barr y Eric Kendricks es canela en rama: amenazas constantes al blitz, buenos parando la carrera, geniales cubriendo prácticamente toda la zona underneath, de banda a banda, vamos, un dúo de auténtico lujo. Y para cuando necesiten ayuda en formaciones con tres linebackers, las opciones son múltiples: Lamur, Robinson y los rookies Ben Gadeon y Elijah Lee estarán luchando por un puesto.

La secundaria tampoco está exente de contar con jugadores de altísima calidad. Xavier Rhodes lidera la unidad de cornerbacks habiéndose posicionado la temporada pasada en la lista de mejores esquineros de la competición. La única duda es ver si mantendrá el elevado nivel mostrado de ahora en adelante. Le acompaña en el otro lado un efectivo Trae Waynes, un primera ronda de hace dos años que la temporada pasada ya dio un paso hacia delante y del que se espera que llegue aún a cotas mayores. Otros cornerbacks que serán empleados en paquetes nickel y dime son Mackensie Alexander y el eterno Terence Newman, quien ha decidido aguantar un año más antes de retirarse.

Aquí no queda la cosa, ya que cuentan también con uno de los safeties que luchan por arrebatar el reinado al gran Earl Thomas como el mejor en esta posición. Se trata de Harrison Smith, un pedazo de jugador cuyo abanico de habilidades es inmenso. El otro safety titular es Andrew Sendejo, el jugador más débil de la defensa pero que ejecuta un trabajo sobrio aprovechándose del buen hacer de sus compañeros.

Harrison Smith, uno de los defensas más espectaculares de la competición, vía SI

Por su parte, si bien el ataque no cuenta con tal cantidad de estrellas, tampoco está exento de talento, y mientras desempeñe un papel aceptable lo lógico sería que el equipo consiguiera un buen puñado de victorias. El requisito imprescindible es que no pierda partidos, que no tire por la borda el buen hacer de la defensa, dejándola descansar a partir de ataques largos y sostenidos.

El quarterback titular será de nuevo Sam Bradford, posiblemente el jugador del último lustro que mayor número de oportunidades ha recibido a cambio de un rendimiento muy discutible. Bradford es un quarterback aseado, probablemente legítimo titular dado el nivel global que hay en la posición en la actualidad, pero no podemos esperar grandes maravillas de él. Amante del juego corto y los checkdowns, su misión será dirigir un ataque que mueva las cadenas y que cometa el mínimo número de errores posibles. El que quiera ver un ataque divertido ya puede empezar a mirar para otro lado.

La buena noticia para Bradford es que en principio este año si contará con la ayuda del backfield, puesto que este se ha visto fortalecido poderosamente con las contrataciones de Latavius Murray en la agencia libre y de Dalvin Cook vía draft. Será difícil entender a unos Vikings sin Adrian Peterson, pero la franquicia ha sido inteligente y valiente dejándole ir después de una temporada en blanco, más aún si tenemos en cuenta el porcentaje de salary cap que suponía. Murray y Cook tendrán la fácil tarea de mejorar las míseras 3,2 yardas por acarreo que le situó a los de morado como el peor conjunto vía terrestre.

Para ayudarles tendrán enfrente a una offensive line a la que han llegado nuevos integrantes que si bien no son especialistas en el pass protection, si son buenos ayudando a crear espacios para sus corredores. Se trata de los tackles Mike Remmers y Riley Reiff, los cuales tratarán que hacer olvidar la mala imagen dejada por sus antecesores. Aunque la OL sigue pillada por alfileres, no tiene tan mala pinta como la de 2016, sobre todo si tenemos en cuenta que el objetivo de los Vikings será correr bastante más. Por último quiero apuntar el nombre de Pat Eflein, la segunda elección de este año (tercera ronda) y que luchará por hacerse con la titularidad en la posición de center.

Stefon Diggs, receptor principal del equipo, vía The Vibe

En cuanto al cuerpo de receptores la gran pregunta es saber si aparecerá Laquon Treadwell, receptor drafteado en la primera ronda del año pasado y cuya presencia fue testimonial. Si Treadwell responde a las expectativas creadas cuando le eligieron, el cuerpo de wide receivers pasaría a ser bastante bueno, ya que no nos olvidemos que cuentan también con Stefon Diggs, para mi gusto infravalorado, y a Adam Thielen, la única buena noticia que recibieron los Vikings durante la última campaña. A ellos hay que sumar al tight end Kyle Rudolph, con el que Bradford tiene una gran química, especialmente en la zona roja.

Nadie debería menospreciar a unos Minnesota Vikings que de no ser por las lesiones a saber dónde habrían terminado la temporada pasada. Cierto que especular así no deja de ser football ficción,  pero las sensaciones que transmitían invitaban a pensar que llegarían muy lejos. Este año tienen un equipo aún mejor si cabe, empujado por una defensa que es la envidia de sus rivales divisionales, los cuales lo van a pasar muy mal cada vez que tengan que enfrentarse a ellos. De hecho, los Packers, favoritos en la NFC Norte para la gran mayoría, deberían andar con pies de plomo ya que van a tener en Minnesota a un conjunto que les va a poner las cosas muy difíciles, y el cual yo, me siento incapaz descartar en la lucha por la división, de hecho, voy más allá, y me atrevo a decir que serán uno de los rivales a batir dentro de la conferencia.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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