Han pasado unos días desde que los Minnesota Vikings perdieran a Teddy Bridgewater, su quarterback titular, para toda la temporada por culpa de una estremecedora lesión. Lesión que ha provocado un movimiento que no ha dejado indiferente a nadie. La llegada de Sam Bradford a los vikingos procedente de unos Philadelphia Eagles que reciben a cambio dos elecciones de rondas futuras del draft (la primera de 2017 y una cuarta condicional de 2018). Ahora que las aguas ya se han calmado voy a tratar de analizar lo que supone esta vorágine de acontecimientos para cada una de las partes implicadas. Aviso que todo lo que voy a exponer es mi punto de vista y que en una historia en la que intervienen hasta cuatro actores principales hay opiniones variopintas y para todos los gustos.

TEDDY BRIDGEWATER

La cara triste del cuento. Te puede gustar más o menos el joven jugador pero lo que le ha sucedido ha sido devastador para toda la NFL. No voy a entrar en detalles de la lesión, simplemente puntualizar que se ha destrozado la rodilla izquierda, y aunque los nervios no se han visto dañados, su vuelta a los emparrillados será muy complicada.

Bridgewater es un mariscal que no deja indiferente a nadie, con una larga lista de seguidores pero aún una lista mayor de detractores. Yo me sitúo en el grupo que cree en él, en el que piensa que puede llegar a estar no a lo mejor en la élite, pero sí muy cerca de ella en lo que a quarterbacks se refiere. Ya sé que me vais a recordar sus estadísticas, pero en un deporte como el fútbol americano es un completo error ceñirse única y exclusivamente a estas para entender a un jugador. Para analizar los números hay que estudiar previamente el funcionamiento global de su equipo, el sistema en el que juega, el rendimiento y la calidad de sus compañeros, y lo que es más importante, lo que reclama su entrenador de él.

Teddy Bridgewater / Mediotiempo
Teddy Bridgewater / Mediotiempo

En el caso de Teddy, sus números son muy pobres en una época en la que el juego de pase es casi el total protagonista de los ataques y en la que brillan las ofensivas de fuegos artificiales. Pero esos mismos números son oro puro para su equipo. Mike Zimmer, entrenador en jefe de los Vikes, se ha cansado de explicar que ellos no han requerido nada más hasta el momento de su mariscal, al cual emplean en reducidas situaciones en las que además la mayoría de ellas son jugadas de pases cortos y sin riesgos, vamos, lo que se conoce como una game manager. Pues bien, Bridgewater ha realizado lo que han necesitado de él a la perfección, por lo tanto me resulta imposible afirmar que es un mal jugador.

Este año el staff ya había manifestado que podían ser un poco más agresivos en el pase, en función de las necesidades y siempre pensando en una retirada, que cada vez está más cerca, de su corredor estrella Adrian Peterson. Yo he visto características muy buenas en Bridgewater que me hacen pensar que sería capaz de asimilar y ejecutar perfectamente sistemas ofensivos más complejos y atrevidos. Tiene una técnica muy depurada en todas las facetas que distinguen a un buen quarterback de uno mediocre. Como ejemplo, su dropback es muy bueno (momento en el que recibe el snap y se desplaza hacia atrás para buscar el lanzamiento), su release (movimiento de brazo antes de realizar el pase) es de los más estéticos de la liga, y su juego de pies es casi perfecto, el backfoot lo mantiene siempre en el suelo a la hora de soltar el ovoide, lo que le permite ser muy preciso en sus lanzamientos.

Había llegado la hora de la verdad y este año se suponía que Teddy debía demostrar que todas estas cualidades las podía elevar a un nivel superior. Todos íbamos a salir de las dudas y saber quién tenía razón. Si los que piensan que es el nuevo Alex Smith de la liga o los que creemos que puede ser mucho más que un gestor. Para desazón de todos, esto no va a ser posible y lo único que deseo a día de hoy es que sea capaz de sobreponerse a este duro golpe y que algún día le volvamos a ver dirigir el ataque de los Vikings.

SAM BRADFORD

Probablemente el jugador que más dinero ha ganado habiendo demostrado tan poco. Un quarterback llamado a marcar una época pero que de momento está a años luz de haberlo conseguido. No es que Bradford haya demostrado que es un mal mariscal, pero por diferentes circunstancias su carrera ha discurrido por unos derroteros que bien podrían indicarnos que su elección como número uno en el draft de 2010 ha sido un bust (fracaso).

Talento no le falta, pero por unos motivos u otros jamás ha sido capaz de evidenciarlo en todo su esplendor. Primero, porque los Rams, franquicia que le eligió, no le rodeó de las piezas precisas para facilitar el ya de por sí difícil trabajo de un quarterback rookie. Y después, cuando parecía que el equipo cogía forma con el paso del tiempo, el bueno de Sam se vio afectado por varias lesiones de rodilla que le impidieron jugar durante casi los dos últimos años que perteneció a los Rams, antes de que estos le traspasaran a Philadelphia.

El año pasado llegó a los Eagles de la mano de Chip Kelly con el objetivo de dirigir su famoso ataque. La temporada del equipo fue un desastre y Bradford nunca fue capaz de adaptarse a un sistema que se caracteriza por necesitar a un mariscal de campo móvil, algo que dista mucho de lo que es este jugador.

Este año partía otra vez como quarterback titular en el nuevo proyecto de Philly, pero viéndose su puesto amenazado por Carson Wentz, jugador que la franquicia eligió con el número dos del pasado draft después de subir hasta ese puesto mediante un intercambio de picks con los Browns. Por este motivo, y sabiendo que no era considerado ni como el jugador franquicia ni como el mariscal de futuro, su descontento fue más que notorio, hasta el punto de solicitar un traspaso poco después de haberse producido la elección de Wentz.

Es por este motivo por el que creo que Bradford es quien más ha ganado con este trade que le permite aterrizar en Minnesota. Llega a un equipo sólido, aspirante para muchos a jugar el Superbowl y cuyas fortalezas residen en un potente juego de carrera y en una sólida defensa. Estos motivos permiten no ser la pieza clave y por lo tanto puede jugar con mucha menos presión de la que tuvo en Rams y en Eagles. Todo esto le puede ayudar a mostrar su verdadero nivel y a afianzarse como un quarterback de garantías al que no le faltaría trabajo en el hipotético caso de que Bridgewater pueda jugar la próxima temporada. A día de hoy, se puede afirmar que Bradford es el jugador más feliz de toda la NFL.

MINNESOTA VIKINGS

Spielman, GM Vikings / Youtube
Spielman, GM Vikings / Youtube

Los de Minneapolis son una de las franquicias que mejor están haciendo las cosas desde hace ya unos años atrás, mucho de lo cual se lo deben a su actual general manager, Rick Spielman. Para mí, el movimiento que le ha permitido hacerse con los servicios de Bradford, es un ejemplo más del buen trabajo que se está realizando. Claro que puede parecer una locura haberse deshecho de su primera ronda del próximo draft, además de otra que puede llegar a ser una tercera o segunda en función de hasta donde sean capaces de llegar este año, pero el riesgo en este caso merece la pena.

Los Vikings son un equipo hecho, que este año aspiraba a lo máximo. Aunque no eran muchos los analistas que les daban como campeones antes de la lesión de Bridgewater, todos les colocaban en playoff, y una vez ahí todos sabemos que cualquier cosa es posible. Además, creo incluso que estaban un poco infravalorados y que su oportunidad de éxito era mayor a la proyectada en la mayoría de los casos. Sino, recordemos como fueron eliminados el año pasado por otro de los perennes favoritos, los Seahawks (aquí dejo el enlace de la jugada que les impidió avanzar más en playoff).

Los Vikes son un quipo excelentemente entrenado, por un Zimmer que se está consolidando como uno de los mejores head coach de la competición. Zimmer ha convertido a la defensa de los vikingos en una de las referentes de la liga, capaz de intimidar hasta el mejor de los ataques. Esta ventaja unida a un espectacular juego de carrera es lo que permiten al equipo mirar de tú a tú al resto de los gallitos de la liga. Es por ello que la baja de Bridgewater no era tan dramática. Pero dramática no significa muy importante. Es verdad que las posibilidades de llegar a playoff podían mantenerse pero esta lesión les alejaba por completo de la carrera por ser el representante de la NFC en la gran final. Más aún si atendemos a la necesidad de un crecimiento en el juego del quarterback si querían luchar por el título.

La baja de Teddy podía haberse suplido con su backup, Shaun Hill, un buen mariscal suplente pero nada más allá de esto. La franquicia, sabedora de este hecho y a la vez afectada por una desesperación derivada de ver como toda una temporada se iba por el retrete a una semana vista de disputar el primer partido, no ha dudado y se ha jugado el todo por el todo. Creo que el atrevimiento es de elogiar y pase lo que pase no se le puede reprochar nada. ¿O no se suele decir que quien no apuesta no gana? Hasta final del año no sabremos si este mastodóntico esfuerzo habrá merecido la pena pero creo que los aficionados de los Vikings deben por lo menos estar agradecidos. Y aunque el otro punto inconveniente es el segundo año que Bradford tiene en su contrato, que a nadie se le olvide que la lesión de Bridgewater ha sido muy severa, y que en el hipotético caso de que pueda regresar a la práctica del football, hay que ver en qué condiciones lo puede hacer.

PHILADELPHIA EAGLES

Roseman, GM Eagles / Phillymag
Roseman, GM Eagles / Phillymag

El traspaso de Bradford lo único que hace es confirmar lo que casi todos pensábamos acerca de la gestión que había hecho Howie Roseman de la plantilla en su vuelta a la gerencia de los Eagles, un desastre total. Y no me entiendan mal, yo soy de la opinión de que una vez visto lo que los Vikings les ofrecieron por hacerse con los servicios del mariscal, estaban obligados a aceptar. Y por una doble razón. Primero, para recuperar la primera ronda del próximo draft, el cual se celebra en la misma ciudad de Philadelphia (recuerdo que su pick lo habían enviado a Browns para hacerse con Wentz en el draft de este año). Segundo, para desatascar la posición de quarterback en el vestuario. Hasta este fin de semana contaban en el roster con tres mariscales que por diferentes circunstancias bien podían ser titulares. De esta forma matan dos pájaros de un tiro y además lo han hecho sin mover prácticamente un dedo, les ha bastado con pedir lo que querían a cambio de Bradford.

No obstante, la situación que se presenta para los actuales Eagles no es nada halagüeña. Ahora se han visto obligados a elegir como director de ataque entre Chase Daniel, que solo ha intentado 77 pases en los siete años que lleva como profesional, y Carson Wentz, un rookie muy prometedor pero que no deja de ser  eso, un rookie. De esta forma, el mensaje que la franquicia manda a la exigente afición del equipo es que entre sus planes de este año no entra el competir.

Doug Pederson,  el nuevo enrenador que llega con el objetivo de hacer olvidar a Kelly y recuperar la esencia que instauró Andy Reid durante tantos años, ya ha nombrado a Wentz como su titular para la semana 1. Llegado a este punto creo que es la opción acertada, desarrollar a tu nuevo mariscal haciéndole jugar, más aún cuando has dado tanto por él. Además, opino que Wentz tiene un gran talento y que si trabaja con unas bases sólidas y estables puede tener un buen futuro. Sin embargo, a día de hoy no está más que preparado para aprender el día a día de una competición tan exigente como esta e intentar desarrollarse como un quarterback de garantías. Que nadie espere que vaya a revolucionar la liga y mucho menos llevar al quipo hasta playoff. Por lo menos es algo que en este momento veo más como una quimera que como una realidad.

La salida de Bradford puede ayudar por lo tanto a la evolución de un Wentz que necesita snaps en la NFL. Pero no se dejen engañar, el hecho de haber sacado dos rondas tan altas del draft por un jugador que los fans no querían no es un triunfo total. Los Eagles, gracias a la defensa que tienen (de la cual hablo en un artículo anterior), y a la división en la que juegan, podían haber luchado por avanzar hasta postemporada si hubieran tenido una clarividencia absoluta de qué querían  y no habiéndose deshecho de su quarterback titular una semana antes del inicio de la campaña. La salida de Kelly auguraba un nuevo y prometedor futuro a la franquicia, pero hasta el momento lo único que han hecho, de la mano de Roseman, ha sido dar un bandazo tras otro, cada cual con menos sentido que el anterior.

Por Stéfano Prieto

@stefanokresmar

About Author

Comments

comments