Pocas veces antes un único draft había supuesto una transformación tan grande como el que los New Orleans Saints realizaron el pasado mes de abril. Un draft no deja de ser una lotería, es imposible saber a ciencia cierta que jugadores van a salir bien y cuales van a ser un absoluto fracaso, hay muchos factores que intervienen en la ecuación y el simple talento no es razón suficiente para cantar victoria a las primeras de cambio.

De hecho, se suele decir que los resultados de un draft son evaluables a 3-4 años vista, una vez que los prospectos elegidos hayan cumplido su contrato rookie y tenido el tiempo suficiente para demostrar de que pasta están hechos. Es por eso que las elecciones de 2017 de los Saints toman aún más valor ya que cuatro de los elegidos han sido parte fundamental en el devenir del equipo durante la presente temporada. Vale, ha sido solo un año y que en 2018 sufran el llamado síndrome sophomore pero si yo fuera seguidor de New Orleans no tendría miedo de tirar las campanas al vuelo.

Marshon Lattimore (pick 11), Ryan Ramczyk (pick 32), Marcus Williams (pick 42) y Alvin Kamara (pick 67). Cuatro nombres que están llamados a protagonizar muchas tardes de gloria en el siempre impresionante Superdome. Cierto que no solo con cuatro jugadores se consigue una temporada al nivel de la de Saints, pero ellos han supuesto el punto de inflexión en una franquicia que llevaba mucho tiempo paseando por la liga sin pena ni gloria a pesar de contar con uno de los mejores quarterbacks de todos los tiempos.

Thomas y Brees, vía ESPN

El ataque del equipo de Luisiana ha sido puro espectáculo. Acostumbrados al festival de fuegos artificiales que suponía contar con Drew Brees tras el center y con Sean Peyton dirigiendo desde la banda era difícil esperar esta metamorfosis hacia una ofensiva muchísimo más balanceada cuyo protagonista ha sido un backfield en el que asomaba un monstruo de dos cabezas formado por el mismo Kamara y por Mark Ingram.

A través de estos dos running backs hemos sido testigos de una ofensiva mucho más dinámica y fluida que antaño, en el que ayudados por una fuerte linea ofensiva ambos jugadores han supuesto un peligro constante tanto acarreando el ovoide como saliendo a recibir pases. Mención especial para el novato quien ha sido una de las sensaciones de la temporada y a quien ya se le está catalogando como un robo del draft, teniendo en cuenta que fue una elección de tercera ronda.

Y lo mejor de contar con una ofensiva de este tipo ha sido que hemos visto a un Brees más liberado. Ojo que eso no significa que haya bajado el listón de su juego, ni mucho menos. Cuando los Saints han necesitado que fuera Brees el que tirara del carro dando rienda suelta a su instinto pistolero ahí ha estado. Con todo esto el quarterback se ha marcado una temporada que ya la quisieran muchos, consiguiendo el mayor porcentaje de completos de la historia (72%) para sumar un total de “solo” 4334 yardas. De locos. Lo de Brees es de locos.

No quiero terminar de hablar del ataque de New Orleans sin nombrar a Michael Thomas. Sería imperdonable. El receptor va camino de ser uno de los dominadores en la posición por lo menos durante el próximo lustro y las exhibiciones que ha dado en los dos partidos de playoffs están hoy en día al alcance de muy poquitos, sobretodo lo que hace en la Ronda Divisional frente al que para mí ha sido el mejor cornerback del año, Xavier Rhodes.

Cameron Jordan, vía Fan Rag

Vayamos con la defensa. No era difícil mejorar en esta parte del balón si atendemos a la imagen que venían mostrando. La defensa había sido un lastre tan grande que ni las meteóricas actuaciones de Bress año tras año eran suficiente para compensar el daño que recibían cuando les tocaba defender. Por lo tanto, a poco que se empezara a hacer las cosas medianamente bien era relativamente sencillo asomar la cabeza.

Personalmente me quedo con las exhibiciones individuales que han dado dos jugadores: el ya citado Lattimore y el edge rusher Cameron Jordan. Tengo para mí que la defensiva se ha sustentado gracias a ellos y que el resto de compañeros acompañaban partir de la presión que lograba ejercer Jordan en la linea y del cerrojo que suponía Lattimore en su zona del campo. El paso que se ha dado ha sido grande pero aun les queda mucho por mejorar. Creo que mi sensación no es tan optimista como la de la mayoría y el front office debe continuar haciendo hincapié en reforzar una defensa que me ha parecido más oportunista que otra cosa. En cualquier caso nada que recriminar a una unidad cuyo crecimiento ha sido más que evidente.

Temporada dulce en New Orleans que invita a ver el futuro con una sonrisa en la boca. Brees volverá para completar así su decimoctava temporada en la liga y no parece que sus treinta y nueve primaveras le afecten en demasía. Deben aprovechar todas las oportunidades que tengan mientras el quarterback siga jugando y continuar con la ascensión que han protagonizado esta campaña. La primera piedra en el camino hacía algo muy bonito ya está puesta, ahora toca seguir trabajando para que ese camino llegue hasta el tan ansiado anillo.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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