Uno de los grandes rasgos que está marcando el inicio de temporada es la debilidad que están mostrando un gran número de líneas ofensivas. Da la sensación que muchos equipos se han olvidado de la importancia que tiene esta unidad que pasa casi desapercibida para la gran mayoría de los espectadores pero que es básica en el buen funcionamiento de un ataque. Sin una buena OL que le permita al quarterback tener el tiempo suficiente para pasar o que sea capaz de abrir huecos a los corredores se hace muy complicado establecer una ofensiva de garantías. Las franquicias están muy equivocadas si piensan que con plagar tu plantilla de playmakers está el trabajo hecho.

Algo similar ocurre en defensa. La NFL pasa por una época en la que el juego aéreo es el gran protagonista, lo que conlleva que cada vez veamos más defensivas que usan paquetes nickel y dime en los que predominan los jugadores de secundaria. Otro ejemplo es la aparición de esa posición híbrida entre el safety y el linebacker que tanto se está poniendo de moda. Pero al igual que ocurre en el ataque, de poco te vale llenar el campo con especialistas en cubrir el pase si adelante no tienes a nadie que obligue al quarterback a pasar con presión. Si una defensa se enfrenta a un buen QB y este tiene tiempo para escanear el campo estad seguros que al final terminará encontrando un receptor desmarcado.

La conclusión a la que quiero llegar con todo esto no es otra de que en el football se gana desde las trincheras. Yo siempre he defendido esta opinión y por supuesto que hay casos, y los seguirá habiendo, de conjuntos que son capaces de triunfar con deficiencias en este aspecto del juego. No obstante, contar con una línea ofensiva y defensiva de garantías facilita una barbaridad el trabajo del resto de unidades.

Uno de los equipos que ha crecido a través de esta filosofía son los Washington Redskins, cuyo principal valedor ha sido su ex general manager Scot McCloughan, culpable también del éxito reciente que han tenido equipos como 49ers y Seahawks. McCloughan ya no está en el equipo, su conocido problema con el alcohol el cual no termina de superar le llevó a ser despedido durante el pasado mes de marzo, pero su impronta ha quedado muy marcada en el roster actual de los Redskins.

Este pasado domingo Washington se enfrentó a uno de los conjuntos que más fuerte había empezado la campaña y uno de los señalados por la gran mayoría de los expertos para jugar la próxima Superbowl, los Oakland Raiders. El aun equipo californiano también es reconocido por tener unas buenas trincheras, sobretodo en el apartado ofensivo, donde cuentan con una OL que pertenece a la élite de la liga. Pues bien, los Redskins les pasaron completamente por encima gracias al abuso que tanto su línea ofensiva como defensiva ejercieron sobre ellos.

Derek Carr está llamado a ser uno de los quarterbacks del futuro, nadie duda de su calidad, pero gran parte de su crecimiento ha estado marcado por la buena protección que ha contado desde que aterrizó en la liga. En este partido sufrió un auténtico calvario ya que estuvo presionado desde los primeros compases del mismo y fueron muy pocas las ocasiones donde pudo contar con un pocket limpio.

En esta jugada hemos visto como el pocket se colapsa por todos lados en menos de tres segundos sin dar tan siquiera opción a que Carr encuentre una salida. Hacía tiempo que la línea ofensiva de Raiders no se veía superada con tanta claridad y jugadores como Donald Penn y Kelechi Osemele no pudieron dominar como nos tienen acostumbrados.

Carr no sufría más de dos sacks desde la semana 5 de 2016, es decir, hace casi un año. En este encuentro fue capturado hasta en cuatro ocasiones pero fueron muchas más en las que fue asfixiado por un front four Redskins que dio una muestra de cómo se puede hacer sufrir al prometedor quarterback.

En la anterior secuencia podemos ver otro de los sacks que suma la defensa de Washington. En esta ocasión es Matt Ioannidis, un defensive end completamente desconocido el que arrasa gracias a un magnífico bull rush a Gabe Jackson, uno de los guards más fiables de la liga. Ioannidis encarna a la perfección el espíritu McCloughan, jugador promedio que se ha desarrollado un año a la sombra y que ya empieza a rendir y a aportar con el equipo.

La presión que ejercieron los cuatro de adelante no solo se vio compensada con los cuatro sacks que comentaba. Lograron sacar por completo a Carr del partido quien se mostró más errático que de costumbre, fallando algunos pases sencillos y lanzando otros sin apenas sentido.

En el video de abajo veremos una de las dos intercepciones que sufre el quarterback de Oakland. Los Redskins juegan una defensa Cover-1 con un único safety profundo y un marcaje individual a los receptores, por su parte el ataque de Raiders mandará cuatro rutas verticales. Veremos como la presión le llega nuevamente muy rápido a Carr quien fuerza el pase al jugador del slot izquierdo (Roberts) quedándose muy corto. El cornerback Kendall Fuller también hace una gran jugada al ser capaz, mientras realiza su marcaje, de mirar al quarterback y así poder anticiparse al pase.

Otro ejemplo más del dominio de la DL de Redskins fueron las escasas 32 yardas que permitieron sumar a los corredores rivales, siendo que el juego terrestre de Raiders es otro de los más potentes de la NFL. La superioridad fue tal que provocó que Marshawn Lynch terminara viendo el partido desde la banda ante incapacidad de acarrear el ovoide.

La otra batalla de la noche, la que enfrentaba al ataque de Washington frente a la defensa de Oakland, también estuvo marcada por la victoria de los primeros en las trincheras. El devenir de la temporada de los Pieles Rojas estará en gran parte marcada por el rendimiento de su offensive line. El equipo cuenta con buenos nombres en ataque pero ninguno de ellos es top en su posición, salvo un Jordan Reed que ha empezado la campaña con muchos problemas físicos (el domingo tan siquiera jugó), por esta razón se hace imprescindible que la OL brille como lo hizo en este partido.

Uno de los mayores beneficiados de este buen trabajo de los cinco de adelante es sin duda Kirk Cousins, un quarterback que no pasa de ser nivel medio en la liga. En el siguiente video el QB reconoce bien el blitz pre-snap y lanza el pase a la ruta de Chris Thompson saliendo desde el backfield, mientras que la OL hace un gran trabajo impidiendo que la presión le llegue a Cousins.

Pero la línea ofensiva no solo está brillando en la protección del pase sino que también están ayudando a establecer un juego de carrera que la temporada pasada fue por ocasiones inexistente. Las 345 yardas sumadas por vía terrestre entre los dos últimos encuentros son un ejemplo de que se están haciendo bien las cosas. Por si esto fuera poco, los cinco miembros de la OL son expertos en jugadas screen como la que podemos ver en la siguiente secuencia. Los dos guards colaboran en un primer bloqueo con el center y el right tackle respectivamente para luego salir al segundo nivel y abrir un enrome espacio para que Chris Thompson, quien vuelve a recibir saliendo desde el backfield, complete una gran ganancia de yardas.

Como habéis podido comprobar hay un jugador común en las dos jugadas ofensivas que hemos visto hasta el momento, se trata de Chris Thompson. Este corredor ha tomado mucho protagonismo este año en el ataque de Redskins y está respondiendo con creces a la confianza mostrada por el staff técnico. Lleva cuatro touchdowns anotados, dos corriendo y dos recibiendo y su velocidad hizo estragos ante una defensa de Raiders cuyas debilidades quedaron al descubierto. Pero Thompson no solo hace daño saliendo desde la posición de RB sino que también tiene mucho peligro jugando abierto como receptor. A continuación veremos una jugada similar a la anterior, se trata de una WR screen en la que además de comprobar lo veloz que es este jugador veremos nuevamente la inmensa labor de unos linieros ofensivos que abren una auténtica autopista para conseguir un gran big play.

Los Redskins han crecido respecto al 2016 mejorando en varias facetas en las que habían mostrado carencias y anuncian su candidatura a luchar por la siempre disputada NFC Este. El mayor defecto que les encuentro es la inconsistencia que llevan arrastrando varias temporadas, intercalando actuaciones brillantes con otras muy pobres. En el momento que logren ser constantes serán aspirantes a cotas mayores pero para ello necesitan dominar domingo tras domingo el juego gris de trincheras, ese juego por el que apostó el arquitecto de este equipo, un McCloughan que puede sentirse orgulloso.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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