Los Chargers se convirtieron en enero en una de las tres franquicias que han cambiado de sede en menos de 24 meses y segunda de ellas que llega a la cosmopolita ciudad de Los Angeles, para ser el hermano feo de unos Rams que a falta de un proyecto deportivo sólido fueron acogidos con los brazos abiertos de par en par. El mayor ejemplo está en los estadios que usarán unos y otros hasta que esté terminado el mastodóntico proyecto de Inglewood que está llevando a cabo el ambicioso propietario de los Rams. Mientras estos juegan en el mítico Coliseum con capacidad para más de 90.000 espectadores, los Chargers han tenido que conformarse con el StubHub Center en el que con suerte puede dar cabida a 30.000 personas.

Los Chargers están destinados a ser la sombra de los Rams en Los Angeles, y a nadie le debería extrañar que la familia Spanos mueva nuevamente a la franquicia más pronto que tarde en busca de un mercado en el que no tenga que competir con nadie. Sin embargo, si fuera ciudadano de la ciudad californiana y tuviera que elegir a qué equipo ver jugar en 2017, no tendría ninguna duda y ese sería Los Angeles Chargers.

Joey Bosa, vía CBS Sports

Tienen una plantilla muy competitiva prácticamente en todas las unidades, teniendo estrellas de la liga en alguna de las posiciones más importantes y además llegan con un grupo de entrenadores renovado que a priori pueden facilitar el impulso que le falta al equipo para luchar por la corona de una división AFC Oeste que cada vez está más cara. Pocas son las predicciones que les colocan fuera del cuarto lugar al que llevan abonados las dos últimas campañas, pero yo creo que tienen motivos suficientes como para plantarle cara a los gallitos de la división y porque no, darles más de uno susto.

La defensa me tiene motivadísimo, y en gran medida se debe a un jugador que aunque ya en el college football deslumbró, fue el año pasado jugando como rookie cuando terminó de ganarse mi corazón. Obviamente me estoy refiriendo a Joey Bosa, sin duda uno de los mejores defensivos de toda la competición, a la altura de los Von Miller o Khalil Mack. Y no, no me he vuelto loco, y el que así no lo crea no tiene más que revisar sus actuaciones del año pasado. Su simple presencia transformó casi por completo la defensa y lo único que le apartó del luchar por el premio a mejor jugador defensivo fueron los partidos en los que se ausentó durante el primer mes de competición.

Bosa es uno de esos jugadores que condicionan al equipo rival, ya que se ven obligados a preparar un game plan específico con el fin de detenerle, y como suele pasar cuando un rival se centra en una sola figura, de ello se aprovechan magistralmente unos compañeros de front seven que están muy a la altura y entre los que destaca Melvin Ingram, el otro defensive end de la línea defensiva. De hecho, sin ir más lejos Ingram ha declarado que son la mejor pareja de edge rushers de toda la NFL, y aunque hay alguna otra que le podría discutir tal afirmación lo cierto es que no va tan mal encaminado.

Melvin Ingram, vía USA Today

Antes de seguir desgranando el resto de posiciones de la defensiva, es necesario recordar quien será el encargado de dirigir esta parcela del juego. Se trata de Gus Bradley, quien a pesar de fracasar estrepitosamente como entrenador principal en una franquicia tan disfuncional como los Jaguars, sigue teniendo crédito como coordinador defensivo. Bradley empleará un esquema 4-3 Under en el que los jugadores con los que cuenta en el roster a simple vista se pueden adaptar como anillo al dedo.

El resto de la DL titular estará formada por los tackles Corey Liuget y Brandon Mebame, dos veteranos de mil batallas especializados en parar las carreras por el centro. Por detrás estarán cubiertos por una unidad de linebackers que aunque no cuenta con grandes nombres la mayoría de ellos son muy efectivos. Denzel Perryman estará al mando cuando vuelva de la lesión que le apartará de los terrenos de juego durante los primeros partidos, mientras tanto será un Korey Toomer quien ha ido de menos a más quien se encargará de substituirle. Estará acompañado por Kyle Emanuel y sobre todo por Jatavis Brown, jugador seleccionado en la parte baja del draft de 2016 pero que no ha tardeado en hacerse con un puesto de titular gracias al gran nivel demostrado hasta ahora.

La secundaría no se queda a la zaga y también tiene una pinta muy buena, con un futuro muy prometedor pero que este año ya puede destaparse como una de las mejores. La pareja de cornerbacks titulares es de auténtico lujo, Casey Hayward podrá confirmar que lo del año pasado no fue casualidad y Jason Verrett vuelve de una lesión con ganas de demostrar que puede ser un esquinero élite. En la posición de safety, la más débil de la defensa hasta ahora, estarán de inicio los mismos jugadores que terminaron al frente el año pasado, Jahleel Addae y Dwight Lowery, pero la franquicia ha drafteado a un par de profundos que no sería raro que desbancaran a los anteriores de sus puestos. Se trata de Rayshawn Jenkins, quien puede jugar un poco más incrustado en la caja, y de Desmond King, un talentazo que Bradley tratará de afinar para que sea el single high safety que necesita.

Turno para ver qué podemos esperar del ataque, un ataque que será esclavo por enésima vez del gran Philips Rivers. He de reconocer que con el paso de los años he ido apreciando mucho más el trabajo de este quarterback, para mi infravalorado y ninguneado en muchas ocasiones. Vale que se le va la pinza más de lo que debería, pero igual de cierto es que hay aún más ocasiones en las que él solito ha tenido que levantar un equipo totalmente colapsado.

Philip Rivers, vía CBS Sports

Su 2016 volvió a dejar luces y sombras, pero mostró un nivel más elevado que otros quarterbacks veteranos (y no cuento a los que pertenecen a otro anillo de calidad como Brees y Brady), y para ser justos es necesario recordar que no contó en toda la temporada ni con su receptor principal y ni con una línea ofensiva que le ofreciera un mínimo de seguridad. Este año, tal y como se presenta el depth chart ofensivo, tengo para mí la idea de que podemos ver una de las mejores versiones de Rivers de los últimos tiempos, siempre y cuando él ponga de su parte y sea capaz de controlar ese ansia que le acaba jugando malas pasadas.

En primer lugar contará con una OL renovada casi al completo, en el que la pena ha sido la lesión para toda la temporada de la segunda elección del equipo durante el último draft, el guard Forrest Lamp. Una pena porque Lamp tiene condiciones para ser un liniero dominante y a buen seguro iba a demostrarlo desde el primer día. Esta baja va a provocar que Dan Freeney, otro sólido guard seleccionado una ronda más tarde, pueda tener la alternativa antes de lo esperado. Para cubrir el lado ciego de Rivers los Chargers se han hecho con los servicios de Russell Okung con la esperanza de que vuelva a ser el left tackle que conocimos durante sus años en Seattle.

El backfield es la parte de la ofensiva que más dudas me genera en un principio. Melvin Gordon tuvo una segunda campaña mucho mejor que su primera como profesional, algo que por otra parte no era difícil conseguir. Consiguió diez touchdowns por tierra más otros dos por vía aérea, y aunque se quedó a unas pocas yardas de llegar a la 1.000 totales debemos indicar que se perdió casi el último mes de competición por una lesión. No obstante, me mantengo escéptico con este jugador, ya que hemos podido ver en multitud de ocasiones como un RB puede tener un gran año y después desaparecer.

Huner Henry y Antonio Gates, vía Boltz Blitz

Como contraposición, la unidad de receptores me parece una de las más completas de toda la competición, siempre y cuando se puedan mantener sanos claro está. Keenan Allen regresa después de dos años en el dique seco y aunque volver de un parón tan largo no debe ser fácil confío en que alcance rápidamente su nivel y pueda ser el WR1 que Rivers necesita. Tendrá como compañero a Mike Williams, pick global número 8 del último draft y uno de los mayores responsables en que Clemson diera la sorpresa y pudiera destronar a Alabama como campeón universitario. La mala noticia es que empezará en la lista de lesionados, pero en cuanto haga su debut puede formar junto con Allen una dupla impresionante. No queda aquí la cosa, Tyrell Williams se dio a conocer en 2016 con unos número alucinantes y todo indica que seguirá creciendo. Para completar este excelso grupo cuentan también con la ayuda de Travis Benjamin y Dontrelle Inman.

Terminamos la revisión del ataque echando un vistazo a la posición de tight end, la cual también cuenta con un dúo que puede causar estragos en las defensas rivales, sobre todo a partir de la red zone. Se trata del incansable Antonio Gates, quien regresa una año más para convertirse en el ala cerrada con más recepciones de touchdown de la historia, y del joven Hunter Henry, otra de las sensaciones de 2016 el cual se postula como un digno heredero de Gates.

Los Chargers son una de las franquicias que más obstáculos se ha encontrado por el camino hasta llegar al inicio de la Regular Season, y las lesiones que ya asolaron la plantilla hace un año se resisten a desaparecer. Todo ello sumado a que están encuadrados en una de las divisiones más duras hace que sus aspiraciones se vean limitadas, pero no tienen nada que perder y esta ausencia de favoritismo puede incluso beneficiarles. Yo tengo muchas esperanzas puestas en este equipo y aunque no va a ser tarea fácil, no los descarto como uno de los posibles seis conjuntos de la AFC que veamos jugar a partir enero. Tengo clarísimo que puede ser uno de los tapados de la temporada que está a punto de comenzar.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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