Estoy convencido que esta sería la final de la Conferencia Americana que más se repitió en los pronósticos de todo el mundo. Pittsburgh Steelers y New England Patriots partieron este largo camino hacia el Trofeo Lombardi que estará en juego en poco más de dos semanas como claros favoritos, sin embargo, que se cumplan las predicciones en la NFL no es nada fácil, y ambos han tenido que recorrer un largo camino que no ha estado exento de dificultades.

De los Patriots se dice que han tenido un camino de rositas por enésima vez, con una división de campanillas en el que ningún rival da la talla y un calendario muy asequible. Siendo esto una verdad a medias, me gustaría haber oído lo mismo en el mes de septiembre, cuando todos sabíamos que Tom Brady no jugaría los cuatro primeros partidos por la sanción del aburrido Deflategate. No nos podemos olvidar tampoco de la ausencia de Gronkowski, la mayor arma ofensiva de toda la NFL, de la que han sabido resarcirse. Habría que ver como otro conjunto es capaz de paliar una baja de tal calibre. Lo que sí es una realidad es que los Patriots van a jugar su sexto AFC Championship Game consecutivo, y si por un momento se les pasa por la cabeza la idea de que esto es algo sencillo, por favor, vayan a revisar datos, podrán comprobar que nunca antes había sucedido. Dinastía.

En cuanto a los Steelers, han tenido que superar algún apuro más. Ellos también partieron la campaña sin una de sus estrellas, Le’Veon Bell. El corredor se perdió los tres primeros compromisos también por sanción, en su caso debida al uso de sustancias prohibidas (es conocido por todos que le gusta darle al verde). Además, cuando todo iba viento en popa, Ben Roethlisberger se lesionó, teniendo que ausentarse varios partidos en los que el equipo entró en barrena y no hacía más que perder. Con su regreso todo volvió a su cauce y desde entonces todo han sido victorias, acompañadas por un crecimiento constante en varias facetas del juego.

Voy a tratar de analizar cuáles son las claves de este duelo que promete ser apasionante, y que pondrá en el escaparate a una de las dos franquicias más seguidas alrededor de todo el mundo. Este año ya hubo un antecedente entre ambos conjuntos. Fue en la semana 7 y aquel día ganaron plácidamente los Patriots a domicilio. No obstante, desde aquel día han cambiado muchas cosas, y sin ir más lejos fue uno de los partidos que se perdió el bueno de Big Ben.

ATAQUE PATRIOTS VS DEFENSA STEELERS

Brady dirige a la perfección la sinfonía orquestada desde la banda por Josh McDaniels, el reputado coordinador ofensivo que ya ha confirmado que se queda un año más en Massachusetts. La variedad de jugadas que ofrece su playbook es enorme, y a buen seguro tiene debajo de la manga más de una jugada de tiralíneas de la que echará mano en caso de urgencia.

Una de las mayores cualidades de este ataque es la facilidad que tiene para encontrar un missmatch, es decir, el uno contra uno entre un atacante y un defensor favorable para el primero. El favorito de todos es el que junta a uno de sus running back versátiles, ya sea Dion Lewis o James White, con un linebacker, aprovechándose así de la mayor velocidad de ambos jugadores. Ya sea aislándolos como receptor junto a una sideline o simplemente saliendo desde el backfield, es habitual ver esto en más de una ocasión cada partido, sobretodo en la redzone contraria.  Los LBs de Pittsburgh están enormes ayudando a detener el juego terrestre, pero tienen problemas cayendo en cobertura, y a buen seguro que McDaniels les va a buscar las cosquillas a lo largo de todo el encuentro.

LeGarrette Blount, el corredor de potencia de New England, tuvo su mejor actuación del año justamente contra los Steelers. Aquel día Blount sumó 127 yardas consiguiendo la friolera de 5,29 por acarreo, además de sumar dos touchdowns. No obstante, a día de hoy la capacidad de los acereros para minimizar el daño que su rival pueda hacer corriendo es muy impresionante. El front seven ha llegado a estas alturas en su máximo apogeo, y en los dos últimos envites han contenido dos importantes, y distintos, juegos terrestres como son el de Dolphins y Chiefs. Hay tres jugadores que están destacando sobre el resto. James Harrison, Ryan Shazier y Alvin Dupree, tienen un gran instinto tanto cerrando gaps interiores como conteniendo carreras por fuera de los tackles. Lo normal sería que los Patriots decidan directamente no correr, capacidad para ello tienen, pero con este equipo nunca se sabe. Podrían buscar la sorpresa e intentar establecer la carrera intentando pillar desprevenido al rival (no sería la primera vez), aunque es este caso creo que los Steelers tienen razones suficientes para estar tranquilos.

El jugador que se me antoja clave para que los Patriots puedan ofrecer una versión sostenida de su ofensiva, que les ayude a permanecer la mayor parte posible del tiempo en el emparrillado, y así dejar a Bell en la banda, es Julian Edelman. Con la ausencia de Gronkowski, Edelman es el mejor amigo de Brady dentro del campo, y su verdadera vía de escape en momentos críticos. El receptor ha ido de menos a más a lo largo de la temporada, y sin duda será el arma más usada por el quarterback este domingo. Si bien puede hacer daño en jugadas rotas como ya vimos el otro día frente a Texans, va a jugar un papel muy determinante a la hora de sustituir el juego terrestre con pases cortos.

Si como decía, los Patriots no logran establecer el juego por tierra, van a necesitar tirar del repertorio que tienen Brady a la hora de lanzar rápidamente. Capacitados están de sobra y también es una buena forma de explotar las debilidades de los Steelers en la zona underneath, y de paso evitar que le vuelvan a propinar una paliza a Brady como la que se llevó el fin de semana pasado. Edelman es muy veloz y muy bueno ganando espacio con su defensor desde el mismo release. El cornerback que se asigne con él no se podrá permitirse defenderle off-man (separado del receptor), sino que tendrá que pegarse a él e intentar romperle su ruta desde que se inicia el snap.

ATAQUE STEELERS VS DEFENSA PATRIOTS

Aquí hay claramente un nombre que sobresale por encima del resto, y que a un servidor se le hace imprescindible que tenga una actuación igual de estelar que las que viene cosechando últimamente para que los Steelers tengan opción de ganar. Le’Veon Bell está asombrando al mundo por su manera de correr, inaudita hasta el día de hoy, y a la que de momento nadie ha sido capaz de poner freno. El running back ha conseguido entre la ronda de Wildcard y Divisionales la friolera de 337 yardas combinadas por tierra, record absoluto para un jugador en los dos primeros partidos de playoffs.

Su paciencia y recursos técnicos a la hora de acarrear le hacen prácticamente indefendible, pero es que además cuenta con la colaboración de una línea ofensiva con la que se compenetra a las mil maravillas. El rendimiento de la OL de Pittsburgh ha ido en aumento con el paso de las jornadas, hasta llegar a una sintonía con su running back que les hace ser el principal bastión de este ataque.

No obstante, enfrente tendrán un grupo que no ha permitido sobrepasar la barrera de las 100 yardas terrestres en todo el año, tan siquiera al propio Bell el día que se vieron las caras. De hecho, los Patriots han tenido que hacer frente a siete de los equipos que este año han ocupado el top-10 en cuanto a la producción de yardas de carrera. Además, no tengo ninguna duda de que el maquiavélico Bill Belichick tendrá preparada algún tipo de trampa para minimizar la producción de Bell, lo cual, de llegar a producirse, provocará que las aspiraciones de victoria por parte de los acereros caigan en picado.

He hablado de la primera pieza que compone el ya famoso trío de “B” en los Steelers, ¿pero qué pasará con las otras dos? Antonio Brown es un fuera de serie, lo lleva demostrando desde hace mucho tiempo, y en caso de que haya un final apretado puede ser quien decante el partido a favor de los suyos. Con total seguridad hará sus número habituales, yéndose a más del centenar de yardas de recepción, pero no creo que sea un factor tan diferencial como Bell.

Es muy probable que reciba dobles coberturas la mayor parte del tiempo, lo cual puede facilitar la aparición de algún agente sorpresa como Jesse James o Eli Rogers, además de obligar a los Patriots a contar con un hombre menos en la caja para detener a Bell. Una buena encrucijada que estoy deseando ver cómo resolverá New England y de la que se puede beneficiar enormemente el ataque visitante.

Pero porque digo que Brown no será tan determinante como Bell, pues por la otra pieza alrededor de la cual se mueve esta ofensiva, Ben Roethlisberger. Tengo para mí que está pasando por un momento de forma muy bajo, el cual no ha salido cien por cien al descubierto debido a que está muy bien rodeado. Sin embargo, hay señales que me parecen inequívocas de que su nivel ha disminuido respecto a campañas anteriores: dependencia total de Brown, imprecisión en pases, decisiones de novato en las que arriesga la posesión, malas lecturas… Esto no quiere decir que llegado el momento pueda llevar a cabo un drive espectacular (ya lo vimos el día de Ravens), pero mi opinión es que si los Patriots consiguen que sea Big Ben el que deba ganar el partido desde un inicio, terminará cometiendo errores. Y en dos conjuntos que cuidan muy bien el ovoide, un par de turnovers puede ser una losa muy pesada de levantar.

En definitiva, tendremos uno de esos encuentros que hacen cada vez más grande a este deporte, con dos franquicias muy exitosas en lo que va de siglo y que viven por y para estas ocasiones. Llegados a este punto los detalles son importantísimos, y cualquier fallo puede dejarte a las puertas del éxito. En un lado tendremos al equipo que llega con el momentum de los campeones, los Steelers, y al otro lado el conjunto que ha dominado la NFL en los últimos quince años, los Patriots. Cualquier cosa puede suceder, pero lo que debemos tener claro, es que sea quien sea el que consiga el triunfo, será un digno represente de la Conferencia Americano en el Superbowl 51.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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