Este año el señor mayor ese con barba y que viste de rojo, vamos, el Viejito Pascuero, Papa Noel o como queráis llamarle, nos va a traer por Navidad el mejor regalo posible que los aficionados al fútbol americano podíamos pedir. Además, no nos hace falta esperar al día 25 por la mañana, para ver si llegará o no ese presente que le hemos escrito con letras bien grandes en la carta que le hemos dejado bajo el árbol o metida dentro de una bota al lado de la chimenea. Sabemos con anticipación que nuestro deseo será cumplido. El domingo a las 18:30 en Chile (hora muy prudente para los que tengamos jarana la noche anterior), comenzará la batalla final por el reinado en la división norte de la Conferencia Americana.

Ravens y Steelers o Steelers y Ravens si lo prefieren, batallarán por enésima vez en un partido que sin duda, y pase lo que pase, es ya el partido de la regular season. Hay que aplaudir una vez más a la NFL por acertar a la hora de cuadrar el calendario. Es una tarea bastante más compleja de lo que puede parecer, y por alguna extraña razón, y más allá de algunos bodrios que nos comemos sobre todo los jueves, al final acaba atinando con partidazos en momentos clave de la temporada.

Cuando la liga anunció todas las jornadas hace ya más de seis meses, todos estábamos expectantes de qué nos colocaría en el día de Navidad y en Año Nuevo. Rápidamente la vista se nos fue a un partido, y no era otro que este. Un Baltimore vs Steelers en la penúltima jornada ya sonaba muy jugoso antes de comenzar la temporada por todo lo que conlleva este partido. Pero ahora, y dado como está la división y la conferencia, se nos hace la boca agua solo de pensar en él.

Media defensa de Ravens placando a Redman en un partido de 2012, vía Baltimore Sun

Pongámonos en situación. La simulación más sencilla es que Steelers gane y con ello se asegure la división y los playoff, mientras que Ravens pendería de un hilo a depender totalmente de otros resultados para poder entrar vía wild card en la última jornada. Si por el contrario Ravens da la campanada y se lleva la victoria, ambos tendrían que esperar al último partido para ver qué ocurre. En este caso los córvidos se colocarían líderes teniendo que visitar Cincinnati y los Steelers tendrían que jugar contra unos pobres Browns y esperar a ver qué pasa, teniendo opciones de entrar a postemporada bien ganando la división o bien vía wild card. Vamos, que el partido para unos es a vida o muerte y para otros casi.

Antes de hablar del partido en sí, revisemos lo que significa en lo emocional este cara a cara. La rivalidad entre Steelers y Ravens no es muy antigua, algo evidente si tenemos en cuenta que los segundos tienen solo 20 años de historia. Sin embargo, yo me atrevería a decir que es la rivalidad del siglo XX. Desde principio de los años dos mil, y junto con Patriots y,  Colts primero y Broncos después (Manning), Pittsburgh y Ravens han sido los dominadores de la Conferencia Americana. Y lo han hecho jugando en la misma división, la AFC Norte, lo que aún tiene más mérito.

Si echamos mano de los datos, veremos que desde el año 2000 tanto unos como otros han entrado en playoff en diez ocasiones, los Steelers lo han hecho siete veces como campeones divisionales y los Ravens cuatro. Además, cada uno ha conseguido dos veces el anillo, que al final es lo que importa. Es decir, en los últimos 15 años, en un 27% de las veces el reinado de la NFL ha pertenecido a la AFC Norte gracias a ellos. Un porcentaje muy elevado teniendo en cuenta que hay 8 divisiones en total.

Suggs golpenado a Big Ben, vía Baltimore Sun

Más allá de lo empírico, ambas franquicias se odian. Y no un odio de palabra no, se odian con ganas, desde lo más profundo de su corazón. Cada partido que juegan siempre llega cargado de comentarios previos calentando el juego. Sin ir más lejos, este mismo año, un veterano en estas lindes como es Terrell Suggs, ya dijo que uno de los mayores motivos por los que seguía jugando era para poder golpear a Ben Roethlisberger.

Todos tenemos en mente la paliza que se dieron el año pasado los propios Steelers y los Bengals, el equipo en discordia de la AFC Norte. Pues si estos dos ya se dieron de lo lindo, no me quiero ni imaginar lo que puede suceder el domingo. No es descabellado pensar que habrá una importante lista de bajas, y vamos a ver si esto no pasa factura de cara a próximas fechas como ya sucediera por aquel entonces. Esta división está hecha de otra pasta, aquí no vale solo con jugar al football. Dar buenos pases, saber correr o tener habilidad para interceptar lanzamientos no es suficiente.

Vayamos ya al partido y a las que pueden ser las claves. Los Steelers han dado un vuelco respecto al equipo que era en septiembre. Un giro de 180° que les acerca a su idiosincrasia. Todd Haley, coordinador ofensivo, ha mandado a hacer puñetas su playbook y ha echado mano de los viejos trucos que guardaban en las oficinas de la ciudad del acero. Por fin, y digo por fin porque personalmente lo venía reclamando desde hace más de un año, se ha dado cuenta que en su plantilla tiene al mejor running back de la liga. Voilá. Pittsburgh ha comenzado a correr como si no hubiera mañana, dejando de lado el espectacular juego aéreo que tanto le gusta a Big Ben. Que yo no digo que no tenga que pasar, ni mucho menos, pero no hace falta arriesgar tanto, o por lo menos hasta que el partido no lo requiera. Los porcentajes de snaps entre carrera y pase han aumentado a favor de los primeros en consideración, y el resultado que han obtenido es inmejorable. Le´Veon Bell se ha convertido en una máquina de generar yardas, bien vía terrestre o sino a través de pases cortos que suponen un checkdonw. Simple.

Bell corriendo contra los Steelers, vía USA Today

Pues no tan simple, porque se da la casualidad de que los Ravens son el segundo mejor equipo de la competición parando la carrera, siendo primeros hasta hace bien poco. Cuentan con un front seven envidiable en este apartado. En la línea tanto Brandon Williams como Timmy Jernigan hacen un gran trabajo tapando incluso dos gaps cada uno. Pero cuando el corredor que tienen enfrente es capaz de encontrar un hueco y trata de pasar al segundo nivel, ahí le esperan dos malas bestias como son C.J. Mosley y Zach Orr. Ambos linebackers de la clase de 2014, tienen una gran habilidad para placar rivales. Mención especial para Orr, que a diferencia de Mosley, quien fue elegido en primera ronda, llego vía undrafted. Este desconocido para muchos está completando un año grandioso, siendo el sexto jugador que más tackles ha realizado, dejando así su carta de presentación cada semana.

Esta seguramente sea la mayor clave del encuentro. Quien gane esta batalla tendrá medio partido en el bolsillo, pero no nos podemos olvidar un nombre: Antonio Brown. Si Bell es el mejor RB, Brown perfectamente puede ser el mejor wide receiver. Últimamente ha quedado relegado a un segundo plano, pero todos sabemos de sobra la calidad que atesora. Es capaz de romper un partido en cualquier momento, ya sea a través de una recepción o de un retorno, por lo que los Ravens deben tener especial cuidado y no descuidar al receptor. Por aquí lo pueden pasar mal dado que su secundaria es lo más flojo de la defensa, lo cual se agudiza cuando no cuentan con Jimmy Smith. A día de hoy el cornerback sigue sin entrenar y todo hace indicar que no será de la partida, o que si lo es, lo hará muy infiltrado.

Si le damos vuelta a la tortilla, nos encontramos con una ataque córvido y una defensa acerera que nos dejan muchas dudas. Joe Flacco no está teniendo ni mucho menos un gran año, pero si es cierto que en las últimas fechas se le ha visto un poco más fino. La ofensiva de Ravens lo ha pasado muy mal desde que empezó la temporada. Despidieron después de un mes de competición al que era su coordinador ofensivo, Marc Trestman. Lo sustituyeron por Marty Mornhinweg, un apaga fuegos que no ha terminado de dar con la tecla. Deben intentar establecer lo mejor que puedan el juego de carrera, evitando que Flacco se vea obligado a dar más pases de lo normal y poder aprovechar así su jugada favorita, el play action.

Harrison golpeando a Flacco, vía sportsinsight.com

No va a ser fácil porque Steelers también se desenvuelve bien deteniendo corredores, y al igual que Ravens, también flojea parando el juego aéreo. Cuentan con una secundaria muy joven que en un partido de estas características y jugando contra un QB veterano les puede pasar factura. Aunque puede pasar justamente lo contrario, y que Flacco se vuelva loco y empiece a tirar intercepciones como si fuera el fin del mundo. Creo que Ravens debe ser paciente y esperar su oportunidad, la cual acabará llegando. Si quieren jugar de forma valiente y atrevida lo que les puede ocurrir es que la defensa oportunista de Pittsburgh se acabe aprovechando y sea capaz de provocar varios turnovers.

Por último no quiero olvidarme de los kickers. Chris Boswell viene de una semana en la que acertó con seis field goals, y durante toda la campaña ha tenido un gran desempeño, más allá de que Mike Tomlin esté empeñado en jugarse la conversión de dos y cuartos downs desde el inicio de cada encuentro. No llega al nivel de su homólogo en Ravens pero el equipo puede confiar en él. Justin Tucker es de otro planeta, estoy llegando a esa conclusión según van pasando las semanas. Es sin lugar a dudas la mayor arma anotadora con la que cuenta John Harbaugh. Su rango a día de hoy es desconocido. En todos los goles de campo que ha acertado desde más de cincuenta yardas ha ido sobrado, dando la impresión de que fácilmente se podría ir hasta la distancia de 65 yardas. Si el partido tiene un final muy cerrado esta puede ser una gran ventaja, aunque recordemos que a pocos kickers les gusta chutar en el Heinz Field dado que las condiciones climáticas no suelen acompañar.

Lo normal sería que los Steelers ganaran, pero la NFL no es normal. El fútbol americano es uno de los deportes más complicados de descifrar. No siempre gana el mejor o el que más lo merece, y en partidos como este cualquier análisis, como el que acabo que hacer, hay que tirarlo a la basura en el momento que llega el kickoff. Además, noto demasiada confianza de todo el mundo en favor de los Steelers, y quiero recordar que las dos últimas veces que Baltimore visitó Pittsburgh salió ganador.

El año pasado y también en la penúltima jornada y cuando no se jugaban nada, dieron la campanada y dejaron virtualmente eliminados a su máximo rival (Steelers al final terminaría entrando en playoff gracias a la debacle de Jets en el último partido). Y hace dos temporadas, los cuervos eliminaron en la misma postemporada a la franquicia de las Terrible Towel en ronda de wild card. Ese año Steelers también era favorito, había ganado la división mientras que Ravens había pasado siendo tercero y ocupando el segundo comodín de la conferencia. En todo caso, el espectáculo está servido. Los playoff comienzan este domingo es Pittsburgh. Os deseo a todos una Feliz Navidad y en especial un feliz domingo de football. Ravens y Steelers nos darán el mejor regalo de todos, de eso estoy seguro.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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