La plaga de lesiones que están sufriendo los Baltimore Ravens no hace más que teñir de gris una temporada que ya de por sí se presentaba con un mar de dudas a principios del training camp. Ser jugador córvido se está convirtiendo en una profesión de alto riesgo y no hay ninguna unidad que se libre del mal fario al que están siendo sometidos. Tal es la gravedad del asunto que hasta John Harbaugh ha tenido que suspender algún entrenamiento durante el último mes y el día que acaba sin que la franquicia tenga que anunciar una nueva season-ending injury se puede catalogar de éxito.

Tavon Young, Kenneth Dixon, Nico Siragusa, Alex Lewis, Dennis Pitta, Crockett Gillmore, Tim White y Albert McClellan son los jugadores que estarán en el dique seco durante todo el 2017, a los que se suman Darren Waller, quien recibió un año de suspensión por parte del comisionado y John Urschel y Zach Orr retirados. Una lista demasiado larga si tenemos en cuenta que no se ha disputado tan siquiera un snap en partido oficial.

Ante tal panorama, cualquier otra franquicia habría bajado ya los brazos ante la tentativa de tener un año positivo, pero este no es el espíritu de los Ravens. Los de Maryland son un conjunto con gen ganador, más allá de no haber visto playoffs desde hace tres temporadas. El espíritu que envuelve al equipo les impide hincar rodilla con facilidad y a pesar de los numerosos contratiempos, a buen seguro van a estar dando guerra en una división que parte con los Steelers en cabeza de carrera.

Joe Flacco, vía Baltimore Ravens

Para ello, se resguardarán en una defensa que se ha reinventado antes de lo que cabía esperar y que vuelve a tener pinta de ser muy buena. Ozzie Newsome tiene que hacer encaje de bolillos año tras año para confeccionar un roster lastrado por el desproporcionado contrato que Flacco Élite recibió en su día, pero el genial general manager se las ha vuelto a apañar para dejar un conjunto, que si bien cuenta con carencias importantes sobre todo en ataque, puede llegar lejos si su defensa confirma las buenas sensaciones dejadas hasta el momento.

Vayamos primero a la parte floja de la plantilla. La ofensiva tiene un aspecto bastante malo, no os voy a engañar, no hay ninguna unidad que me transmita tan siquiera un pequeño hilo de esperanza. Empezando por el quarterback, el cual, para no ser menos que sus compañeros citados anteriormente, también arrastra problemas físicos que le han tenido apartado de los campos de entrenamientos y de los encuentros de pretemporada. Parece que puede llegar al kickoff, pero si lo hace será mermado y sin una carga de trabajo adecuada, por lo que este inicio a matacaballo podría ser incluso perjudicial para el devenir de la temporada.

La mala noticia es que, al igual que la gran mayoría de equipos en la NFL, no cuentan con un backup de garantías, y va a ser inevitable que fuerce. Para más inri, con el paso del tiempo ha quedado totalmente demostrado que Flacco no está capacitado para ser la primera espada del ataque, sino que necesita que este gire en torno a un buen juego de carrera que para desgracia no existe en la actualidad.

El backfield de Baltimore es muy pobre y ninguno de los corredores que están luchando para ganarse la etiqueta de RB1 ofrecen las garantías suficientes como para pensar que el puesto estará bien cubierto. Tras la desgraciada lesión de Dixon, jugador que en un principio iba a ser el titular, parece que será Terrance West quien cogerá las riendas de la posición. A mí es un running back que no me disgusta, pero no está capacitado para acaparar la totalidad de los acarreos, por lo que Harbaugh se tendrá que sacar de la chistera algún truco sino quieran defraudar una vez más en este aspecto. Lorenzo Taliaferro podría ayudar como fullback pero es mucho más limitado que su antecesor Kyle Juszczyk y la única alternativa que veo es el recién llegado Danny Woodhead, quien no deja de ser un veterano de mil batallas con mucho recorrido en sus piernas.

Marshal Yanda, vía Baltimore Ravens

El problema del backfield se ve agravado con una línea ofensiva que también deja mucho que desear. Fue un auténtico quebradero de cabeza en 2016 y tampoco parece que haya mejorado sustancialmente durante esta offseason. Cierto que se han producido cambios, los cuales están por ver si surtirán efecto, pero de partida solo el excepcional Marshal Yanda en el right guard y el left tackle Roonie Stanley, quien tuvo un muy buen año rookie, parecen estar a la altura. El resto de linieros que parten como titulares tendrán la difícil tarea de responder a la confianza depositada en ellos.

El puesto de tight end, tan importante para favorecer el juego de Flacco, tampoco pasa por un buen momento. Son ya varias las campañas en las que cuentan con un gran número de jugadores en esta posición sin que ninguno de ellos haya tenido éxito. Con la caída de Pitta el puesto ha quedado huérfano y el staff tratará de rascar algo entre Nick Boyle, Benjamin Watson y Maxx Williams. Este último fue elegido muy arriba en el draft de 2015 y tendrá su última oportunidad para demostrar si está capacitado para jugar en la NFL.

Por último en lo que al ataque respecta, Ravens cuenta con un grupo de receptores que por nombres debería asustar a sus rivales pero que por rendimiento dista mucho de incluso llegar a preocupar. Por un lado tenemos a Mike Wallace, receptor cuya mejor versión ya es cosa del pasado y que aunque puede funcionar como gran amenaza profunda, la debilidad de la línea no permite dar a Flacco el tiempo suficiente para que el wide receiver ejecute su ruta. Está también Breshad Perriman, que va camino de convertirse en eterna promesa. No termina de explotar y para colmo no deja de lado tampoco su idilio con las lesiones. Por último, un fichaje de campanillas pero que entre que el año pasado pasó desapercibido en su ex equipo y que parece que no termina de integrarse, empiezan a ser grandes las dudas respecto a él. Se trata de Jeremy Maclin, quien llegó a Baltimore tras ser cortado de manera inesperada por los Chiefs y del que se esperaba que que pudiera ser el WR1. Mala pinta.

Vayamos a la defensa, la que debe ser la responsable de que los córvidos luchen por cotas altas. El front seven puede ser espectacular, pero tampoco debemos pasarnos y prefiero ser más precavido que muchos de los expertos que se han anticipado a decir que es el mejor de toda la NFL. Cuenta con muy buenos jugadores, pero también tiene carencias en algunas de las posiciones, y me parece demasiado pronto para afirmar algo así cuando solo hemos visto jugarles durante los partidos de preseason.

El centro de la línea está perfectamente cubierto, abanderado por Brandon Williams, un auténtico titán presionando al QB desde el centro y sobretodo deteniendo los acarreos rivales. Para ayudarle, el equipo cuenta con una rotación muy potente entre los que destacan Michael Pierce y Bren Urban, pero tampoco podemos olvidarnos de jugadores como Bronson Kaufusi, quien después de una temporada rookie en blanco debería empezar a aportar, y de Chris Wormley, novato elegido en tercera ronda.

Terrell Suggs, vía nfl.com

El pass rush parece estar bien cubierta pero no voy a negar que me genera algo de incertidumbre. Siguen contando con Terrell Suggs, que a pesar de ser uno de los mejores en esta especialidad en lo que va de siglo no deja de ser un año más mayor y además viene de una lesión importante. Contará con la ayuda de un Matt Judon que se destapó durante su primer año como profesional, y por detrás estarán respaldados por dos novatos con un gran talento pero que no dejan de ser rookies. Se trata de Tyus Bowser y Tim Williams, en los cuales el staff tiene depositadas grandes esperanzas.

En el centro está la mayor interrogante de toda la defensa. La repentina retirada de Orr ha dejado al descubierto el puesto del que debe ser el compañero de C.J.Mosley. Esta pareja demostró el año pasado que podía ser perfectamente la mejor de toda la competición, y ahora, aunque Mosley es una total garantía, va a ser muy difícil remplazar el gran trabajo que aportaba Orr. Parece que Kamalei Correa será quien los sustituya de partida, pero no olvidemos que es un pass rusher reconvertido al que le queda mucho por aprender respecto a la posición.

Para cerrar esta enorme defensiva los Ravens cuentan con una secundaria en la que han invertido gran esfuerzo durante esta offseason, reforzándola con grandes jugadores tanto en agencia libre como vía draft. Llega el rookie Marlon Humphrey desde Alabama, un cornerback que me encantó durante su etapa colegial y que tiene todo lo necesario para triunfar en la NFL. No obstante, Harbaugh irá de a poco con él y los titulares a cada uno de los lados serán Jimmy Smith y Brandon Carr, dos veteranos que si bien no son estrellas son bastante fiables. Lo mejor del todo está atrás, en la pareja de safeties formada por Eric Weddle y Tony Jefferson, dos jugadorazos muy polivalentes y capaces de ayudar a defender magistralmente tanto las amenazas aéreas como el juego de carrera.

Justin Tucker, vía Baltimore Ravens

En definitiva, los Ravens van a estar obligados a echarse a lomos de una señora defensa que a buen seguro les va a mantener en la pelea por ganar partidos e incluso por disputar la división, pero que si no recibe ayuda del ataque puede terminar claudicando ante la posibilidad de estar demasiado tiempo dentro de los emparrillados. Eso sí, y no creáis que se me olvidaba, la ofensiva cuenta con un arma que ningún otro equipo tiene y que puede ser factor determinante en encuentros muy apretados. El gran Justin Tucker seguirá anotando field goals desde donde se lo proponga y que a nadie le extrañe si esta temporada directamente comienza a chutar desde la propia yarda 25 de Ravens tras el touchback. No existen imposibles para el Rey del Mundo!!!

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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