Si antes del partido nos dicen que Tom Brady sumaría 505 yardas de pase (récord de una Superbowl), 3 touchdowns y ninguna intercepción y que además el backfield contribuiría con otras 113 yardas y otro touchdown, el cien por cien de los mortales pensaría que la Superbowl 52 iba a ser un paseo de los New England Patriots. Nada más lejos de la realidad. De manera increíble los Philadelphia Eagles triunfaron en un duelo a vida o muerte en el que no solo supieron aguantar tales números del ataque del rival sino que durante casi todo el encuentro llevaron la batuta del mismo, imponiendo un ritmo de anotación vertiginoso y obligando a que Brady sacara todo su arsenal. Ver para creer.

De hecho nunca antes en la historia de la NFL, Regular Season y playoffs incluidos, un equipo había perdido un encuentro en el que su quarterback había conseguido tales estadísticas. Este deporte nunca dejará de sorprendernos. Cuando piensas que has visto y vivido todo aparece un duelo como el de este domingo en el que todas las previas y análisis pre-partido saltan por los aires a las primeras de cambio. Mucho se habló de que los Eagles debían ganar desde la defensa o de que estaban obligados a mantener un tanteador bajo si querían tener opciones. Adiós con todo eso desde los instantes iniciales, la Superbowl 52 fue un duelo de pistoleros en el que, aunque parezca mentira, Nick Foles le ganó la partida a un Brady que terminó claudicando a pesar de completar una actuación legendaria.

Foles recibiendo en la endzone para anotar un TD, vía Eagles

Las 1.151 yardas totales combinadas entre los dos equipos es también record absoluto de la historia de la NFL. Nunca antes en un partido, ni de temporada regular o postemporada, se habían sumado tantas yardas ofensivas. Cierto que las defensas ayudaron a alcanzar tal hito y que estuvieron desaparecidas durante la mayor parte del tiempo pero las ofensivas fueron monstruosas. Sin ir más lejos y como ejemplo, la grandiosa defensa de Philadelphia solo había encajado 17 puntos combinados en las dos rondas anteriores de playoffs, frente a dos muy buenas ofensivas como eran la de Falcons y Vikings, pues bien, ayer los Patriots bailaron a esta defensiva hasta anotar 33 puntos que son ya la mayor cantidad de la historia para un equipo que pierde una Superbowl.

Como vemos, fueron varios y muy llamativos los récords que ayer se batieron y según los cuales se hace todavía muy complicado entender como New England pudo perder. La explicación para mí, más allá de la grandiosa imagen que dejó un Nick Foles del que hablaré más adelante, está en la valentía de Doug Pederson. Personalmente ya me había rendido ante este entrenador después de lo que ha logrado en los dos años que lleva al frente del equipo de Pensilvania, más aún tras lo realizado en los dos partidos previos a la Superbowl. Pero lo que hizo este domingo fue una demostración absoluta de como dominar un partido desde la banda basada en una agresividad total.

Pederson le jugó a New England o lo que es lo mismo, a Bill Belichick, al mejor entrenador de todos los tiempos, sin miedo alguno. Salió al U.S.Bank Stadium de Minneapolis con el cuchillo entre los dientes y no se lo quitó de ahí hasta el final. Fue a hacer sangre desde los primeros compases y no permitió que su equipo se dejase puntos que poder subir al luminoso en ningún momento. Nada de especular en los terceros downs largos con screens o carreras, nada de jugar con la ventaja que tuvieron en el marcador desde el principio, nada de permitir que el contrario se sintiera superior. Pederson se llevó por delante a un Belichick que pocas veces antes, por no decir ninguna, se había visto superado de una manera tan clara por otro entrenador.

Y toda esta determinación se resumen en una situación que fue la guinda al pastel de lo que Pederson ha creado en Philadelphia.  Se trata del touchdown que consiguen a treinta y ocho segundos para llegar al descanso. Los Eagles se encuentran en 4&goal en la yarda uno de New England estando 15-12 por delante. La lógica dice que debes chutar el field goal, aumentar tu ventaja e irte a vestuarios a reponer fuerzas. Nada de eso pasó por la cabeza de Pederson. El head coach rebuscó en lo más profundo de su playbook para ir a por la anotación de seis puntos y cantó una jugada de ensueño que será recordada como una de las más bonitas cuando toque hablar de los mejores momentos vividos en una Superbowl. Antes de que se inicie la acción, Foles deja su posición de shot gun y se sitúa a la derecha de la línea ofensiva, justo detrás del tackle, como si con él no fuera la cosa. Cuando el center suelta el snap es Corey Clement, el running back, quien recibe el ovoide para a continuación salir corriendo hacia su izquierda en busca de los bloqueos de la OL en lo que parece una jugada de wildcat. Pero no, el tight end Trey Burton, quien viene desde ese lado izquierdo del ataque recibe el ovoide de Clement con un pequeño pase hacia atrás dando a entender que la jugada pasa a ser una reversible. Pero no, Burton, cuando nadie se lo espera, suelta un lanzamiento hacia el lateral derecho de la endzone donde un Foles del que todos se habían olvidado está esperando plácidamente para recibir y anotar así el touchdown, ante las atentas miradas de un Belichick y un Patricia que no podían más que dibujar en sus rostros una pequeña sonrisa que daba a entender: “nada que hacer, nos la han metido doblada”. Doug Pederson, genio y figura. Para mí el MVP de la temporada.

El otro gran mérito de Pederson en este encuentro y más bien durante el último mes y medio de competición ha sido reinventar la ofensiva tras la lesión de Wentz y una vez que Foles pasó a ser el encargado de llevar los controles de la misma. La manera en cómo ha ajustado su playbook a las capacidades de Foles, al cual le ha permitido llegar a la Superbowl con la moral y la confianza por las nubes, ha sido esencial para que el QB lograra una actuación a la altura de los mejores.

El sack de Graham a Brady, vía ESPN

Foles jugó de manera magistral, seguro de sí mismo y decidido a ganar el partido sin importarle el rival que tenía enfrente. En ningún momento le pudo la presión, ni cuando su equipo se colocó por debajo en el marcador a poco de empezar el último cuarto y tras el segundo touchdown de Gronkowski, quien también hizo un encuentro monstruoso. Con los Eagles perdiendo por primera vez en el partido el drive que se marca Foles, incluido un cuarto down en su propio territorio, es para enmarcar. Aunque en realidad para enmarcar es todo su partido, de inicio a fin, dejándonos por el camino pases medidos como el del primer touchdown del partido con Jeffery o el lanzamiento también a la endzone a un Clement que estaba marcado con doble cobertura. Chapó.

El quarterback se llevaría merecidamente el premio al mejor jugador de la Superbowl, algo que ni los más locos del lugar podíamos imaginar unos meses atrás, cuando fue rescatado por Philadelphia desde Kansas City para ser el QB suplente del equipo. Historia de cuento de hadas para un jugador del que pensábamos que nunca más volveríamos hablar, y que en cuestión de unas semanas ha conducido a los suyos hacia el anillo de campeón. Creo que aún no somos del todo conscientes de lo que Foles logró anoche. Ser capaz de jugar de tú a tú, a los puntos, en una Superbowl, frente a un Brady colosal está al alcance de muy pocos jugadores, por no decir de ninguno. Eso es lo que Foles ha hecho. Y más allá de sus estadísticas totales, las cuales perfectamente te las puede firmar un Rodgers o un Brees, su actuación se resume en los terceros downs, ese terreno hostil donde los débiles hincan rodilla. En tercer down Foles tuvo un 11 de 14, con 12,1 yardas por intento, 2 touchdowns y un QB rate de 156,5. Algo totalmente absurdo.

Y aunque el partido fue controlado por los ataques, con un dominio aplastante sobretodo de los quarterbacks, tuvo que ser un big play defensivo el que terminara de sellar la victoria para Philadelphia. Todos habíamos coincidido que era clave que la línea defensiva de Eagles hiciera gala de su poderío y se llevara por delante a la OL de Patriots. Más que ser una de las claves, de hecho era “la clave”. Nada que ver, Brady vivió sin agobios en el pocket, con todo el tiempo del mundo para pasar, gracias a sus movimientos dentro de él pero sobre todo a una línea ofensiva que hizo un partido soberbio…. hasta que quedaban poco más de dos minutos para el final. Es entonces cuando por primera vez desde el kickoff inicial Brady es alcanzado por el front-four de Eagles, concretamente por Brandon Graham. El defensive end consigue el sack más fumble y el ovoide es rebañado por Derek Barnett para prácticamente sentenciar el encuentro. Digo prácticamente porque tras anotar los Eagles un field goal que les colocó con los 41 puntos finales (mayor puntuación encajada en playoffs por los Pats de Belichick) New England tendría la última oportunidad a la desesperada con un hail mary en el que los segundos que el ovoide estuvo en el aire fueron los más largos en mucho tiempo para los seguidores de Philadelphia. Finalmente nadie alcanzó a agarrar el balón en la endzone y partido terminado.

Sinceramente creo que la gran temporada 2017 que hemos vivido, en la que además hemos disfrutado de unos playoffs maravillosos, no ha podido tener un mejor colofón que esta magnífica Superbowl. Gracias a estos dos equipazos por regalarnos un último partido suntuoso que será recordado siempre. Enhorabuena a los Patriots por alargar un poco más su legado más allá de quedarse a las puertas de un nuevo trofeo Vince Lombardi, pero sobretodo felicidades a los Eagles, de largo el mejor conjunto del año.

Foles y Wentz celebrando el triunfo, vía Eagles

No debemos perder de vista que Pederson ha dirigido hacia la gloria a una plantilla que ha terminado jugando sin su quarterback franquicia, sin su left tackle all-pro, sin su mejor linebacker y sin su running back todo terreno. Estos Philadelphia Eagles encarnan la definición total de EQUIPO. Son un bloque sólido capaz de hacer frente a cualquier desafío y preparado para sobreponerse a todo tipo de contratiempos. Lo que han hecho, como lo han hecho y contra quien lo han hecho es algo que pasará a la historia y que no se le dará el valor real hasta dentro de un tiempo. Bravo por unos Eagles que han demostrado como se puede ganar a pesar de tener todo en contra con trabajo, dedicación, esfuerzo, valentía y pasión. Por fin, esta enorme franquicia vuela más alto que nadie. FLY EAGLES FLY

Pd: Con esta pieza y a falta del podcast semanal termina por mi parte el trabajo en NFL Chile de esta temporada. Ahora unas semanas de descanso y nos volveremos a leer y escuchar cuando se acerque la agencia libre y el draft. Gracias a todos los que nos han estado ahí durante todos estos meses y ojalá el esfuerzo haya servido para atraer a más seguidores a este nuestro deporte. Nos vemos pronto.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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