La mejor noticia de toda la offseason de los Chicago Bears llegó en forma de salida. Después de ocho temporadas defendiendo al equipo de Illinois, Jay Cutler fue cortado en el mes de marzo dejando atrás un legado completamente vacío más allá de que en los libros de records de la propia franquicia aparezca como el quarterback con más yardas y touchdowns de pase, datos insignificantes si tenemos en cuenta que solo se han clasificado para postemporada en una ocasión durante todo este periodo de tiempo, y en especial, la imagen de desgana e impotencia que ha transmitido desde el primer día

Como era de esperar, Ryan Pace, general manager, aprovechó que el contrato del nuevo y flamante (¿?) mariscal de Miami solo contaba con 2 millones de dólares como dead money y no dudó en ponerle de patitas en la calle. El movimiento fue lógico, pero se me queda corto, ya que yo habría apretado también el botón del pánico en cuanto a John Fox, el entrenador principal, empezando así una reconstrucción total. No obstante, encuentro legítimo que se le quiera dar una oportunidad al veterano entrenador ahora que Cutler ya está fuera, y ver si es capaz de encauzar el camino de una franquicia que anda perdida por la liga.

Trubisky durante un entrenamiento con los Bears, vía CSN Chicago

Si el movimiento más notable fue protagonizado por un quarterback, el más sorprendente también tuvo como actor principal a un jugador de esta misma posición. Se trata de Mitch Trubisky, ex de North Carolina y elegido en el pick número dos del draft celebrado en abril después de subir un puesto a cambio de un potosí. Lo asombroso de esta elección, más allá del intercambio en sí, con el cual regalaron a San Francisco un buen paquete de selecciones, fue que un mes y medio atrás se habían hecho con los servicios en la agencia libre de otro mariscal, el cual estaba llamado a ser el titular en esta primera campaña post Cutler.

Se trata de Mike Glennon, hasta ahora QB2 de Tampa Bay y al que se le había firmado por una cantidad que está mucho más próxima a los emolumentos de un quarterback titular que de uno suplente (aunque el dead money sea asequible después de su primer año e insignificante después del segundo). Llegados a este punto, se plantea la verdadera cuestión que estará planeando durante toda la temporada en Chicago: ¿debe ser Glennon el QB1 ya que se le ha pagado para ello o por el contrario, es Trubisky el que debe tomar los mandos de la nave dado que representa el futuro próximo de la franquicia, además de ser una primera ronda alta que ha salido tremendamente cara?

Lo que está claro es que Glennon será el titular en la jornada uno, y a partir de ahí cada uno que vaya haciendo sus apuestas. Dependerá mucho de cómo se vaya escribiendo la historia del equipo durante los 16 partidos, ya que si empiezan a caer victorias va a ser muy difícil mover a Glennon de ahí, pero si, como se espera, los Bears continúan siendo un equipo perdedor, no debería extrañar ver a Trubisky dentro de los emparrillados más pronto que tarde.

Mi apuesta sería por Trubisky, ya que si tienes pensado que él sea la cara visible del equipo y tu jugador franquicia, ya que has pagado por ello, para que hacer esperar lo inevitable. Eso sí, que juegue como titular no supone que sea lanzado a los leones sin armadura ni herramientas con las que defenderse, ya que eso significaría cavar su tumba desde el minuto cero. Lo lógico sería hacerle crecer en el campo de una manera progresiva, sin que sea él la primera lanza de un ataque que cuenta con jugadores muy aprovechables, algunos de ellos con un talento enorme.

Jordan Howard durante un encuentra la temporada pasada, vía Chicago Bears

Trubisky (o en su defecto Glennon), debería apoyarse en primer lugar en un juego de carrera que ya funcionó más que correctamente hace un año, fundado sobretodo en el buen hacer de Jordan Howard. Este corredor elegido en quinta ronda en 2016 tuvo una temporada rookie de ensueño, siendo una de las sorpresas positivas no solo para su equipo, sino para cualquier seguidor de este deporte, ya que verle correr fue una delicia. Sus más de 1300 yardas vía terrestres, a las que hay que sumar otras 298 recibiendo, lo respaldan como uno de los running back más productivos. De hecho, su increíble marca de 5,2 yardas por carrera, es la segunda mejor entre los jugadores que acarrearon el ovoide en más de 200 ocasiones.

Lo mejor de todo es que Howard no está solo, le acompañan un eficiente Jeremy Langford, cuya lesión el año pasado fue la que permitió dar paso a Howard, y el rookie Tarik Cohen, un pick que me resultó bastante extraño, aunque el draft al completo de los Bears se podría catalogar a lo mínimo como raro. Una muestra más de ello fue la elección en segunda ronda de Adam Shaheen, ex ala cerrada de la Universidad de Ashland y que se suma así a una unidad de tight ends sobrepoblada, ya que por delante tiene al siempre eficaz Zach Miller y a Dion Sims, fichado en la agencia libre.

White en uno de los pocos balones que ha tocado como profesional, vía Chicago Tribune

Centrándonos en el cuerpo de receptores, vemos como la salida de Alshon Jeffery ha dejado un vacío que a priori parece imposible de rellenar. No solo no cuentan con ninguna estrella en la posición, sino que parece complicado que alguno de sus integrantes pertenezcan al segundo escalón. Despacio. Cameron Meredith ya demostró en su año sophomore que es un muy buen wide receiver y que a buen seguro dará un paso más en cuanto tenga a un quarterback de garantías lanzándole el balón. Se ha fichado a Markus Wheaton, quien tendrá ganas de resarcirse después de un último año para el olvido en Pittsburgh. Y por último y más importante, está Kevin White, la primera ronda de 2015 y que apenas suma 19 recepciones debido a una serie de lesiones que le han impedido demostrar de qué pasta está hecho.

La última unidad que nos queda por repasar en el ataque, la línea ofensiva, es probablemente la más fuerte. Sobre todo tiene una parte central de campanillas, formada por Josh Sitton, Cody Whitehair y Kyle Long. Los tres son muy buenos protegiendo a su mariscal pero sobretodo son excelentes abriendo puertas a los running backs. Los extremos son algo más débiles pero de ahí que se cuenta con tal cantidad de tight ends. Estoy convencido que estos van a estar muy presentes a la hora de ayudar a los tackles, y veremos infinidad de snaps con dos alas cerradas en el campo, ya sea formando junto a un tackle o en el mismo backfield.

Volemos ahora hasta la defensa, en la que Vic Fangio sigue al frente como coordinador. Se puede afirmar sin miedo a equivocarse que la última campaña para este grupo fue un auténtico martirio, plagada de una cantidad tan enorme de lesiones que terminaron por tirar al traste cualquier intento de mejora. Una vez recuperados, y siempre partiendo de la premisa que se mantendrán sanos, esta defensa tiene una razón muy imponente para ser tenida en cuenta: su front seven.

Podría decir que no hay integrante dentro del front seven titular que me disguste, al contrario, la mayoría me encantan. El interior de la línea, si bien no cuenta con uno de los grandes nombres de la liga, está muy bien compensada y en especial habrá que estar atentos al nose tackle Eddie Goldman. Los encargados de presionar por fuera en la 3-4 de Fangio serán en un principio Pernell McPhee y sobretodo Lamarr Houston, aunque deben andarse con ojo ya que por detrás viene embalado Leonard Floyd, quien ya tuvo una buena temporada rookie y está dispuesto a ganarse un puesto de titular.

Trevathan durante un encuentro, vía Chicago Bears

Los linebackers interiores serán los flamantes fichajes del año pasado Danny Trevathan y Jerrell Freeman, ambos también lesionados durante el transcurso de la última Regular Season. Mientras los dos permanecieron sanos dieron muestras de lo que pueden ser  y ya ha avisado Trevathan, una debilidad mía, que juntos pueden formar la mejor pareja de ILBs de toda la competición, casi nada. Por si fuera poco, en la posición cuentan con un buen fondo de armario en el que destaca otro jugador de segundo año, Nick Kwiatkoski, el cual también respondió muy bien la temporada pasada cuando tuvo que saltar a la palestra.

Los nubarrones llegan a esta defensa en el momento que comenzamos a hablar de la secundaria, para mí la parte más débil no solo de la defensiva, sino de todo el equipo. Cierto que se han reforzado en la free agency y que además recuperan al que debe ser el timón de este grupo, el cornerback Kyle Fuller, pero echo en falta un par de piezas más que perfectamente podían haber llegado a través del draft. Al lado opuesto de Fuller jugará el recién llegado Prince Amukamara, y otro fichaje que también partirá como titular, este en la posición de safety, es Quintin Demps.

Los Bears no lucharán por su división, ni siquiera creo que tengan el talento suficiente como para pelear una plaza de Wildcard, pero por lo menos ya no son el equipo de otros años que no tenían un plan y que simplemente se encomendaban a un Cutler en completa regresión. Tienen una nueva figura de la que quieren presumir en un futuro no tan lejano, Trubisky, con un ataque aseado y una defensa que dará que hablar. Ya era hora de que los seguidores del equipo de la Ciudad del Viento pudieron por lo menos esbozar una sonrisa.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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