Parece que han pasado siglos desde que San Francisco 49ers fuera uno de los equipos más temidos de toda la competición. Han sido tres largos años en los que la franquicia ha sufrido una desintegración total, una caída a los infiernos que pocos podían augurar después de una época en las que acariciaron el Trofeo Vince Lombardi de la mano de  Jim Harbaugh. Calificar de mediocres sus dos últimas temporadas me parece quedarse corto, y no me refiero solo a los resultados deportivos, los cuales han sido paupérrimos, sino a la imagen que han mostrado al resto del mundo.

Sin embargo, dicen que cuando estás abajo del todo lo único que puedes hacer es levantarte, y eso es lo que está intentado San Francisco. Al fin parece que Jed York, el propietario, va a echarse a un lado para dejar trabajar a los que saben, o por lo menos ese es el discurso que ha vendido después de confirmar las contrataciones del nuevo manager general, John Lynch, y del nuevo head coach, Kyle Shanahan.

Reuben Foster y Solomon Thomas durante la presentación como jugadores del equipo

Los dos nombres encargados de traer la ilusión a la bahía, son dos novatos en sus respectivos puestos, uno de ellos incluso, Lynch, sin experiencia ninguna en los despachos de la NFL. El que fuera una de las piezas claves como safety en la mítica defensa Tampa 2 que le dio el título a los de Florida a principio de siglo, llega a los 49ers después de ser comentarista en la televisión norteamericana desde que se retirara. Su aterrizaje en San Francisco sorprendió a propios y extraños, pero después de las primeras decisiones tomadas al frente de la franquicia la confianza que tienen en él los aficionados mineros ha crecido como la espuma.

El caso de Shanahan es distinto, porque si bien hasta ahora no había ejercido como entrenador principal en ningún banquillo, lleva ya más de diez años trabajando como coordinador en diferentes equipos, dejando en todos ellos una huella única e intachable. Cabe destacar por ejemplo la labor que consiguió durante su año en los Cleveland Browns teniendo a Brian Hoyer como quarterback, y sobretodo, sus dos últimas temporadas en Atlanta Falcons, en las cuales supo explotar las cualidades de Matt Ryan como ningún otro entrenador había conseguido, llevándole a ganar en 2016 el premio al Jugador Más Valioso después de dirigir una ofensiva de ensueño que se quedó a las puertas del anillo de campeón.

Precisamente Brian Hoyer es el mariscal elegido por Shanahan para liderar el ataque en el arranque de este proyecto. Para muchos, un quarterback que no se ha ganado el rédito suficiente como para ser titular en la liga, pero que si repasamos detenidamente sus actuaciones a lo largo de los años nos podemos dar cuenta de que no solo es un quarterback aseado, sino que bajo unas correctas instrucciones puede ser muy válido. Pero hay un partido que quedó grabado en la retina de todos y que supone una losa muy difícil de levantar de cara al espectador, aquel Wildcard de 2015 jugando para los Houston Texans en el que lanzó nada más y nada menos que cuatro intercepciones por cero touchdowns. Imposible de olvidar. Pero como ya he comentado antes, debemos recordar que su mejor año lo tuvo a las órdenes de Shanahan, por lo que debemos estar animados acerca de la imagen que puede dar.

Shanahan y Hoyer durante su etapa en Cleveland, vía Cleveland Browns

La mala noticia para Hoyer es que estará rodeado de un supporting cast bastante pobre. La ofensiva esta falta de una gran estrella, pero como contraposición, durante la offseason las contrataciones han sido, aunque no espectaculares, si numerosas con el objetivo de poder cerrar un depth chart que se adapte a las necesidades que requiere Shanahan. Hemos visto como al coach le encanta jugar con formaciones poderosas en las que emplea doble tight y fullback. A partir de aquí se entienden los fichajes tanto del fullback Kyle Juszczyk, a quien se la ha pagado como si de un running back se tratara, como del tight end novato George Kittle, una auténtica máquina bloqueando y al que veremos en cantidad de formaciones junto Vance McDonald.

El cuerpo de receptores a priori es la parte más débil del ataque a pesar de haber añadido un elevado número de piezas. Solo Pierre Garcon es lo suficientemente fiable, algo que también saben las defensas y de lo que obviamente se aprovecharan. También han llegado Marquise Goodwin en la agencia libre y Taylor Trent vía draft, pero sinceramente no espero una gran aportación de ninguno de los dos a no ser que Shanahan se saque un conejo de la chistera.

Al igual que el resto de rivales de división, la línea ofensiva es más una debilidad que una fortaleza, y aunque el centro está bien afianzado con nombres como Jeremy Zuttah y Josh Garnett, los tackles son muy débiles, de ahí la importancia que puedan tener tight ends y fullback en la protección frente al pase como ya hemos citado. Hoyer es un buen mariscal con un pocket limpio pero bajo presión sus carencias se agudizan y es cuando empieza a sufrir de verdad, por lo que se hace imperial un buen funcionamiento de la OL.

Carlos Hyde, vía Pinterest

Para terminar está descripción acerca de las distintas unidades de la ofensiva he dejado el backfield, sobre el cual se respira una incertidumbre que me llama mucho la atención. A día de hoy Carlos Hyde sigue siendo el RB1 del equipo, pero hay demasiados rumores acerca de una posible salida debido a que Shanahan no lo ve como el workhorse que a él le gustaría. Se presupone que el equipo va a correr hasta la saciedad, y Hyde parece una opción más que correcta. Ha demostrado ser un buen corredor, sin embargo, por alguna razón el head coach no lo termina de ver claro. Es por ello que se drafteó en cuarta ronda a Joseph Williams, un corredor pedido expresamente por Shanahan a pesar de tan siquiera estar contemplado en el board de la gerencia. Veremos en que acaba esta lucha, pero en mi opinión Hyde debería al menos tener esta temporada para demostrar su valía.

Al contrario que en el ataque, la defensa sí que cuenta con varias figuras que dan paso al optimismo después de un año en el que hizo aguas por todos lados. El encargado de dirigirla será Robert Saleh, un desconocido para la mayoría, pero que ha trabajado a la sombra de Gus Bradley desde que estaba en Seattle. En principio todo parece indicar que jugarán una 4-3, pero la cantidad de jugadores con la que cuentan en el front seven hace esperar que el movimiento de piezas y esquemas sea constante.

La línea defensiva está llena de talento. Ya son tres años seguidos eligiendo un jugador para esta unidad con el primer pick disponible. Solomon Thomas se une a Arik Armstead y DeForest Buckner para formar así una DL con un futuro enorme por delante. Thomas está destinado a jugar la mayor parte de los snap saliendo desde el interior, pero su versatilidad será aprovechada a buen seguro para jugar en determinados paquetes como edge rusher puro en el exterior o atacar por fuera a partir de stunts. Solo hay un jugador que me tiene desconcertado ya que no logra descifrar cómo va a encajar. Se trata del veterano Elvis Dumervil, acostumbrado a jugar como OLB en defensas 3-4 y que deberá asumir una función distinta después de once temporadas en la liga.

Navorro Bowman durante un partido, vía keywordteam.com

La línea de linebacker me parece lo mejor del equipo. Tiene calidad para dar y regalar y el único inconveniente es que sus dos mejores jugadores suelen estar acompañados por problemas físicos. Uno es el gran NaVorro Bowman, del cual deseo que logre mantenerse sano ya que de ser así estamos hablando de uno de los mejores de la competición en su posición, y no solo eso, sino que debe ejercer como líder espiritual de todo el vestuario. El otro es Reuben Foster, una debilidad personal que muchos califican como el gran robo del último draft. Esto es algo que no sabremos hasta pasados al menos dos o tres años, pero lo que está claro es que es un talento descomunal al que solo sus molestias de hombro le hicieron caer hasta el puesto 31, ya que por calidad podría ser perfectamente top 5.

No todo puede ser oro lo que reluce en la defensa, y si bien los siete frontales tienen una pinta estupenda, lo mismo no ocurre con la secundaria. Esta unidad transmite cero seguridad, y creo que dentro del grupo no hay claridad aun de quien ocupará cada puesto. Solo se ve un hilo de esperanza con Ahkello Witherspoon, un cornerback elegido también en el último draft y a partir del cual deben crecer poco a poco, a lo mejor no esta temporada, ya que es muy descabellado pedirle a un novato elegido en tercera ronda que sea uno de los pilares de la defensa, pero si en años venideros.

El equipo de rojo y dorado comienza una nueva etapa llena de fe gracias sobre todo a como se han hecho las cosas durante la offseason. Después de dar tumbos por la liga durante tres años sin tener definida una dirección en la que dirigirse, este 2017 se presenta como la puesta en escena de un conjunto que quiere dar mucho de qué hablar, dirigido por uno de los actuales gurús ofensivos de la NFL que tiene ante sí la gran oportunidad de su vida como entrenador. Eso sí, la fanaticada minera mira hacia delante, pero con el rabillo del ojo puesto en Kirk Cousins, el quarterback que anhelan y que tiene todas las papeletas para recaer en la bahía la próxima temporada. Pero eso es otra historia que tendrá que esperar unos meses, hasta entonces, estaremos atentos si una franquicia histórica como los 49ers sale de las profundidades de la liga.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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