Los Kansas City son un equipo plano, Alex Smith es un quarterback incapaz de imprimir velocidad al ataque, Andy Reid maneja un ataque horizontal, ambos no saben jugar contrarreloj. Como estas, podría enumerar decenas de afirmaciones que después de lo sucedido en el último Sunday Night Football han pasado para la historia.

Anoche los Chiefs y los Denver Broncos nos deleitaron con uno de los mejores encuentros de lo que va de temporada. Cuatro largas horas estuvimos pegados al televisor, hasta que Cairo Santos, el genial kicker brasileño, acertó con un field goal en las postrimerías del tiempo extra para darle una importantísima victoria al equipo del estado de Misuri. Aunque hay que agradecer a la NFL, o no (habría que preguntarles a los que tenían que madrugar hoy lunes), el reglamento actual de cómo se resuelven las prórrogas, ya que si en lugar de los quince minutos extras que se extiende el partido se jugara sin reloj como en el college football, ambos conjuntos seguirían enzarzados sin que ninguno de ellos pudiera imponer su ley.

El partido fue una lucha encarnizada, un duelo sin cuartel, similar al de dos púgiles que se golpean una y otra vez sin que exista dolor alguno, y cuyo combate acaba decidiéndose a los puntos. La diferencia residía en que el cuadrilátero se convirtió en un emparrillado de fútbol americano, en el que veintidós guerreros se pegaban de tal forma que el ruido de las tacleadas atravesaba las pantallas pareciendo que se estaban maltratando en el salón de nuestras casas. Se repartieron estopa como si no hubiera mañana, pero lo mejor de todo es que el día de Navidad, y en forma de regalo de Papa Noel (o Viejito Pascuero o Santa Claus), la liga nos regala una nueva entrega de esta rivalidad, la cual tratándose de la penúltima semana de temporada regular, será completamente determinante de cara a playoff.

Miller en un sack sobre Smith, vía denverbroncos.com
Miller en un sack sobre Smith, vía denverbroncos.com

Al final fueron 57 los puntos que entre los dos pusieron al marcador. Si alguien no vio el transcurrir del partido y se va directamente a las estadísticas, podría llegar a pensar que los ataques fueron los claros dominadores. Nada más lejos de la realidad. De hecho, el resultado al descanso era ni más ni menos que 9-3 a favor de Kansas City. En total, un field goal de McManus, un safety en la endzone de Denver y un retorno para touchdown del polifacético Tyreek Hill tras el chut que sucedió al mencionado safety. Las defensas fueron las verdaderas protagonistas y en especial, un jugador por cada bando, dos de los mejores especialistas en la denominada faceta del pass rush: Von Miller y Justin Houston.

Estos dos depredadores realizaron sendas demostraciones de superioridad al alcance de muy pocos en la actualidad. De hecho, me atrevo a decir que solo Khalil Mack, quien había realizado otra actuación prodigiosa horas antes con los Raiders, es quien les puede discutir el cartel de mejor caza mariscales de la NFL. Estadísticamente sus números fueron de otro planeta, uno en el que los edge rushers son amos y señores. 10 tackles, 3 sacks, 5 presiones más al quarterback y un pase desviado cada uno, además de un fumble forzado para el de Kansas City. Pero no solo debemos remitirnos a las estadísticas puras y duras, sino que debemos ir más allá. El partido que hacen fue una auténtica locura, viviendo en el pocket rival en cada snap destinado a jugada de pase y derribando al running back cuando se trataba de parar la carrera. Los recursos de los que echaron mano fueron infinitos, y no había forma de que las líneas ofensivas los pudieran parar. Siemian, Smith, Booker, Ware y los diez linieros van a tener pesadillas con estas dos bestias durante una larga temporada.

Houston en uno de sus sacks sobre Siemian, vía ESPN
Houston en uno de sus sacks sobre Siemian, vía ESPN

Podría estar escribiendo de estos dos bichos durante varias páginas, pero pasemos de nuevo al partido. Tras la vuelta de los vestuarios se notó un cambió en la forma de afrontar los dos cuartos que restaban. Sabiendo de la importancia de lo que se estaban jugando, tanto Broncos como Chiefs fueron más agresivos, sobre todo los primeros, a quien no les asustó ir a por el triunfo. Cuando un partido es tan cerrado, en el que los dos equipos son escuadras muy sólidas, cualquier mínimo detalle puede decantar la balanza hacia uno de los lados, de ahí el conservadurismo del que hicieron gala durante la mayor parte del encuentro. Sin embargo, estos detalles, en forma de fumble (muff) y una penalización absurda en formación para detener un field goal, llegaron por parte del equipo local, lo que les obligó a ejecutar un ataque más suelto. Y mira qué casualidad que les funcionó. Trevor Siemian conectó hasta tres pases de touchdown que le valieron para reivindicarse ante las voces que piden la alternativa para Paxton Lynch (hasta anoche la mía la primera). Es cierto que le facilitaron la tarea un Emmanuel Sanders que corre sus rutas como pocos receptores lo hacen en la liga, y un Phillip Gaines, cornerback de Kansas City, que saltó al campo en la segunda parte solo para aparecer en las fotografías. Pero oye, a Siemian que le quiten lo bailado, nadie le puede poner un pero a lo demostrado este domingo.

Vayamos al último drive del tiempo regular. Con la última anotación de los de Colorado estos se habían puesto ocho puntos por delante a falta de tres minutos para el final. Aunque los Chiefs ya habían quemado sus tres tiempos muertos, parecía tiempo más que suficiente para atravesar el campo e intentar conseguir el touchdown más la conversión de dos que les daría el empate. Sin embargo, se trata de un equipo dirigido en la banda por Andy Reid y en el campo por Alex Smith. Nadie, absolutamente nadie (y el que diga lo contrario está mintiendo) pensaría en su sano juicio que serían capaces de lograr tal heroicidad. Y sí, digo heroicidad porque para lo que equipos como Lions o los mismos Raiders es el pan de cada día, una remontada de este calibre para Kansas City es una hazaña desconocida hasta ahora.

Hill entrando en la endzone en el TD de retorno de la mano de Thomas, vía twitter
Hill entrando en la endzone en el TD de retorno de la mano de Thomas, vía twitter

En ocho pases Alex Smith completó el que seguramente será uno de los mejores drives de su carrera (recuerdo uno muy bonito y agónico en los playoff de 2011 jugando aún en 49ers en el partido divisional que les enfrentó a Saints). El último de estos pases llegó cuando quedaban quince segundos por jugarse y sirvió a Hill para sumar su tercer touchdown de la noche (el primero llegó con el retorno y el segundo vía terrestres), no sin incertidumbre ya que los cebras marcaron que la recepción había sido más atrás de la línea que delimita la endzone. Después de revisar la jugada, cambiaron su veredicto y los seis puntos subieron al luminoso. No obstante, la misión no había sido completada al cien por cien, faltaba la que sería la guinda al pastel. En un nuevo lanzamiento Alex Smith completó la conversión de dos que les permitió llegar hasta la prórroga.

Para más inri, en estos quince minutos adicionales los Broncos se volvieron a adelantar mediante un gol de campo en la primera serie, para a continuación los Chiefs volver a llevar el ovoide hasta territorio rival y devolverles el field goal que les permitía seguir jugando. De nuevo estaban obligados a anotar y de nuevo lo lograron, nadie entendía absolutamente nada de lo que estaba ocurriendo. Los aficionados se miraban preguntándose unos a otros dónde se había quedado ese equipo gris y aburrido que no sabía jugar cuando estaba contra las cuerdas. En el siguiente drive tuvimos la decisión difícil del partido. Con un 4&10 para Denver en la yarda 44 de Kansas City, Gary Kubiak arriesgo y quiso liquidar el partido con un nuevo field goal de 62 yardas que el bueno de McManus terminaría fallando. Kubiak pudo haber ordenado ejecutar el punt y encajonar al rival en su campo con un minuto por jugar, pero viendo la manera en la que se había desmelenado Smith y compañía quién te asegura que no habría sido capaz de llegar hasta field goal range. Yo entiendo su decisión, fue valiente y falló. Punto. Lo que vino después fue lo inevitable, en ese momento nadie podía parar el rodillo en el que se había convertido el ataque de los Jefes. Con tres jugadas Kansas City se posicionó en la yarda 16 de Broncos y Santos acertó con el FG final.

Gran triunfo de Chiefs en todos los sentidos. Primero porque obviamente suman una victoria más en su casillero. Segundo, porque endosa una derrota a un rival directo en la carrera por hacerse un hueco en postemporada. Y tercero y para mí más importante, fue un triunfo moral que este equipo necesitaba como el comer. Comprobaron que pueden ganar un partido que se les había puesto cuesta arriba, contra un rival de garantías y a domicilio, y todo ello gracias a un ataque que demostró que sí puede ser vertical, y que Alex Smith tiene armas a su alrededor que le sirven para algo más que para ser un simple gestor de la ofensiva. Han dado un golpe sobre la mesa (recuerdo que también ganaron a los ahora intocables Raiders a domicilio), demostrando al resto de la liga que está vez sí han dado el paso hacia delante que les faltaba. Los Chiefs se han hecho mayores y podemos decir sin miedo que por fin pertenecen a la élite de la NFL.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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