Esta llamada de socorro es lo más escuchado en la parte verde del MetLife Stadium. Y es que los New York Jets están a un paso de estamparse, si es que no lo han hecho ya. Aunque aún no están eliminados matemáticamente de la lucha por los playoffs, su record actual de 3-6 con el que cierran la insulsa AFC Este, actúa como una losa de hormigón armado en el intento de llegar a la postemporada.

Siempre se supo que su calendario inicial era posiblemente el más duro de toda la NFL, pero esto no puede servir como excusa para ningún equipo que se considere contendiente a jugar el Superbowl. Y sí, aunque pueda sonar algo excesivo, ese era el objetivo del equipo de la Gran Manzana. De hecho, en los pronósticos iniciales de temporada, no eran pocos los expertos que les colocaban justamente en la gran final.

Los Jets dieron una muy buena imagen el año pasado, quedándose a las puertas de jugar en enero después de perder de manera impredecible el último encuentro contra un rival que no se jugaba absolutamente nada. Desde los altos mandos de la franquicia pensaron que manteniendo el mismo bloque y añadiendo un par de detalles, serían capaces de dar el último estirón que les quedaba para convertirse en equipo grande.

Ficharon en la agencia libre a la estrella Matt Forte, uno de los running backs que más ha producido en la última época. Eligieron en primera ronda del draft a Darron Lee, un polivalente linebacker proveniente de la famosa Universidad de Ohio State, para reforzar una de las posiciones más pobres de la plantilla. Pero el movimiento más importante, a la par que el más comentado de toda la offseason, fue la renovación de Ryan Fitzpatrick.

Aunque este último movimiento se hizo esperar, ya que llego con el training camp ya empezado, en la franquicia no hubo nunca ninguna duda. Consideraban a Fitzpatrick su quarterback titular. Tanto la gerencia, como el coaching staff, e incluso los pesos pesados del equipo, mostraron una total confianza en él. En cierta manera, habían sido “engañados” gracias a la mejor temporada que el mariscal había tenido en los 11 años de carrera profesional, única en la que había sido parte de un equipo con terminó con balance positivo. Sí, han leído bien. Personalmente no soy muy partidario de este tipo de estadísticas, pero considero que es un dato muy reseñable, dado que la posición de quarterback no deja de ser la más importante dentro de un emparrillado de fútbol americano.

Si me permiten, llegados este punto voy a colgarme una medalla (no es fácil analizar o pronosticar el devenir de la temporada de un equipo en la NFL). Las esperanzas que tenía puestas en que los Jets realizaran una buena campaña con Fitzpatrick al mando eran cero. Y el mayor motivo que me hizo llegar a esta conclusión es la capacidad que tiene el jugador para tirar partidos importantes en momentos claves. Es incapaz de jugar bien bajo presión, lo cual ha quedado demostrado año tras año. Cuando más necesario ha sido, más evidentes han sido sus carencias.

Sin embargo, no es que se hayan cumplido los peores presagios, sino que el barbudo los ha superado con creces. Su juego está siendo deplorable. Incluso en determinados partidos, ha dado la sensación que poco o nada le importaba lo que estaba pasando dentro del campo. Los sobrenombres con lo que se le conoce se están quedando pequeños ante el nivel que está mostrando. Ya son trece las intercepciones que lleva, por tan solo ocho touchdowns, con poco más del cincuenta por ciento de completados y un triste QB rating de 67,6.

En la siguiente secuencia de imágenes muestro la primera intercepción del último partido. Fitzpatrick es incapaz de ver a un defensor que se sitúa entre él y el tight end al que va dirigido el pase.

3er cuarto (5:08), 1&10 NYJ 25 / Game Pass
3er cuarto (5:08), 1&10 NYJ 25 / Game Pass

Os preguntaréis cuál es la razón por la que sigue jugando. Más aún cuando en el roster tienes tres jugadores más que pueden ocupar la posición, algo muy raro en el football profesional. Esta es la misma pregunta que me llevo haciendo yo desde casi la primera semana de competición. Aquí entra a escena el otro problema de los Jets, y para mi incluso más grave. Todd Bowles. Y me entristece decir esto, ya que soy un admirador de la capacidad creativa que tiene este head coach en el apartado defensivo.

La incapacidad mostrada por Bowles llega a asustar. Es incomprensible que no haya tomado cartas en el asunto hace mucho tiempo. Es evidente que el ataque no va a ningún lado bajo el mando de Fitzpatrick, y hasta el día de hoy no ha existido ajuste alguno. Vale, es verdad que hace dos partidos nombró a Geno Smith titular, pero creo que lo hizo más por la presión que estaba recibiendo de la prensa que por convicción propia. Para desgracia de los fans, el bueno de Geno sufrió una lesión a mitad de encuentro, la cual le ha dejado en el dique seco para lo que queda de temporada. Podría haber dado la alternativa a cualquiera de los otros dos quarterbacks, Bryce Petty o Christian Hackenberg, pero se fue a lo fácil. Fitzpatrick volvió a ser nombrado el mariscal titular.

En esta imagen podemos ver la absurda e inexplicable segunda intercepción que sufrió Fitzpatrick el pasado domingo. Por alguna razón que no sabemos lanza el pase a dos jugadores de los Dolphins.

4° cuarto (7:07) / 3&8 MIA 11 / Game Pass
4° cuarto (7:07) / 3&8 MIA 11 / Game Pass

Pero los interrogantes sobre el desempeño que está teniendo Bowles no quedan aquí. La defensa está mostrando una cara muy negativa. Y esto es para mí lo más preocupante, ya que se supone que esta es su especialidad. A pesar de contar con muy buenas jugadores en todas las líneas, incluso algunos de ellos son de los mejores en su posición, la versión que están ofreciendo está muy por debajo de lo esperado.

La línea defensiva nombre por nombre me parece la mejor de la liga. Empezó muy fuerte, aterrorizando a las líneas ofensivas rivales. Pues bueno, con el paso de las fechas lo único que se puede rescatar de ahí es el crecimiento del jugador de segundo año, Leonard Williams. Sheldon Richardson y Muhammad Wilkerson están teniendo el año más pobre de sus carreras, y aunque en cierta medida se debe al propio rendimiento de los jugadores, Todd Bowles tiene mucha parte de culpa. Les está volviendo locos, cambiándoles constantemente de posición, y sin terminar de dar con la clave.

En la secundaria, el área que mejor maneja el entrenador, las cosas van mucho peor. Esta unidad es un auténtico desastre, no hay nadie que se salve. Los quarterbacks saben que son un auténtico coladero, por lo que se dedican a quemar una vez tras otra por aire. La palma se la lleva la mega estrella Darrelle Revis, quien se ha convertido en la mayor piedra de toque de la defensa. Ha dejado de ser un auténtico shutdown cornerback para convertirse en un esquinero mediocre. Se han podido escuchar y leer rumores de que la alternativa sería moverle a la posición de safety, pero sinceramente creo que está acabado como jugador.

Como guinda al pastel, está la posición de Todd Bowles como líder de la plantilla, la cual a día de hoy parece no existir. Cada día aparecen nuevos reportes con incidencias y malestares dentro del vestuario, lo que hace indicar que el head coach ha perdido las riendas. Estamos antes el segundo año de Bowles al frente del equipo, por lo que puede parecer algo prematuro pensar en un posible cese. Pero lo cierto es que como la imagen no mejore de aquí a final de temporada, va a ser muy complicado que pase el temido Black Monday.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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