Que este año la ronda de wild card llega algo descafeinada es una evidencia. En la Conferencia Americana, quitando a los Steelers, juegan equipos cuya calidad está en cierto modo cuestionada. Por su parte, en la NFC hay un partido con dos equipos venidos claramente a menos como Lions y Seahawks. Esto hace que el otro comodín que nos queda, el que enfrenta a los New York Giants y a los Green Bay Packers, sea sin lugar a dudas el plato fuerte del fin de semana.

Y vaya plato. Dos equipos históricos que su sola presencia en postemporada es suficiente para que el resto de conjuntos no duerman tranquilos. Sin embargo, podemos afirmar que ambos no son equipos totales, sino que muestran debilidades en alguna de las facetas del juego que el contrario puede explotar en el momento que haga las cosas medianamente bien.

Desde aquí me he cansado de hablar toda la temporada que el ataque de New York no asusta ni a una mosca. Una ofensiva totalmente plana en el que todo gira alrededor de una figura, la de Odell Beckham Jr. El wide receiver es una de las mayores estrellas de la competición y un playmaker capaz de decantar un partido por sí solo. Puede actuar tanto abierto como en el slot, y es un quebradero de cabeza para las secundarias. Le vemos recorrer desde rutas hitch en las que después de recibir puede ganar una gran cantidad de yardas aftercatch, hasta rutas profundas en las que su enorme capacidad para “agarrar balones” le facilita superar a su oponente.

Sin embargo hay una jugada que ha destacado sobre todas. Es una jugada que por sencilla que parezca no deja de requerir una buena ejecución, y aunque los coordinadores defensivos saben de su peligro no hay ni uno que no la haya sufrido. Se trata de la ruta slant de OBJ. En la siguiente secuencia vemos un ejemplo claro.

Eli Manning está jugando al nivel más bajo de toda su carrera. Su decadencia es una evidencia y, a contrario de su hermano, no se debe al físico. Tiene problemas de lectura, de ejecución y de precisión, pero en su brazo continúa teniendo la potencia necesaria para lanzar en largo. Por muy mal que esté, puede completar un big play en cualquier momento. Cuando las defensas juegan una cobertura hombre a hombre con solo un safety profundo, no duda en buscar una bomba a cualquiera de las sidelines, confiando en la velocidad de sus receptores.

Justamente el equipo quesero es un horror defendiendo este tipo de jugadas. Sus problemas en la secundaria son evidentes. La unidad de cornerbacks es una calamidad, en la que además las lesiones han hecho mella durante toda la campaña. Tanto Demarious Randall como Quinten Rollins han tenido un segundo año como profesional horrible, en especial Rollins, quien posiblemente no sea de la partida por lesión. Por si fuera poco, los safeties tienen muchos claroscuros y si bien aportan a la hora de detener el juego terrestre, dejan mucho que desear en la ayuda de coberturas.

Estos problemas se agravan en situaciones de terceros downs largos, los cuales se están convirtiendo ya en una odisea para la defensa de Don Capers. Son incapaces de parar a nadie en este tipo de jugadas, habiendo sido una constante durante todo el año. Dado el estado actual en el que se encuentra la secundaria, los Packers van a necesitar imperiosamente que la línea defensiva haga un partido casi perfecto. Es primordial que la presión le llegue a Manning snap tras snap, y a poder ser, lo más rápido posible. La offensive line de Giants es bastante mediocre, en especial por los lados, por lo que los Perry, Peppers y compañía tienen una gran oportunidad de completar una buena actuación. No es necesario que consigan sacks, de hecho Eli es uno de los mariscales menos capturados, pero sí que sienta esa presión que hace que se saque de encima irresponsablemente el ovoide permitiendo que en muchas ocasiones sea interceptado.

Vayamos al otro duelo que veremos dentro del campo y que por supuesto será el más espectacular. Los de la Gran Manzana cuentan con la que ha sido la mejor defensa del año. El esfuerzo económico que hicieron durante la última offseason ha merecido la pena. Cuenta con un buen número de jugadores que han estado a nivel All Pro, como Harrison, Jenkins y Collins, pero es que además, el coordinador defensivo Steve Spagnuolo, sabe explotar todas sus armas a la perfección.

La variedad es posiblemente la mayor virtud de esta defensiva. Tratan de enmascarar la función de cada jugador previamente a que se desarrolle la jugada. Tienen una línea poderosa, con Harrison como buque insignia. El defensive tackle ha sido un tormento para los running backs rivales ya que es capaz de detener por si solo cualquier intento de acarreo. La pareja de edge rushers formada por Vernon y Pierre-Paul es de lo mejorcito de la NFL, aunque el segundo tiene muy complicada su participación. Y la secundaria ha sido para mí gusto la segunda mejor unidad de toda la competición, únicamente superada por la línea ofensiva de los Cowboys.

Podemos ver que el equipo cuenta con grandes individualidades, pero es el conjunto de todos ellos lo que hace que sea una defensa excelsa, de esas que ganan campeonatos. Como decía, todo parte pre snap, tratando de engañar tanto a la OL contraria como al QB. Es muy frecuente ver hasta 6-7 defensivos alineados en la línea de golpeo, lo que provoca que sea muy complicado saber quiénes irán a la presión y quiénes caerán en cobertura. No nos debe extrañar si durante el partido vemos a un DL emparejarse con uno de los tight ends de Packers o a un miembro de la secundaria atacar a Aaron Rodgers.

Spagnuolo y sus pupilos son unos maestros del blitz, el cual han ido usando más y más en los distintos paquetes de jugadas con el paso de la temporada. Sin embargo, en el partido que disputaron ambos conjuntos en temporada regular, los Giants recurrieron al blitz un 14,90% de las veces, casi la mitad de lo que han acostumbrado a usar esta variante por encuentro regularmente. En el resto de ocasiones atacaron el pocket de Green Bay solo con los cuatro linieros defensivos o incluso con tres. Esto se debió en gran medida a la capacidad de Rodgers de leer las defensas tanto antes como después de que salga el snap. Es un genio localizando el blitz y quemando la zona desocupada del emparrillado.

Este plan de juego no les funcionó tan bien como hubieran querido. De hecho, ese fue uno de los cuatro partidos de toda la regular season en los que la defensa de Giants no consiguió ningún sack. La OL de Packers estuvo inmensa, superando en todo momento a los cuatro hombres que intentaban cazar a Rodgers. Fueron muy pocas las ocasiones en las que llegaron a tocarle, a pesar de estar hasta varios segundos tratando de localizar el pase. Este domingo no creo que la defensa visitante se pueda permitir lo mismo, y van a tener que echar mano sí o sí del blitz a pesar del peligro que ello conlleva. Además, los receptores de Packers llegan en el mejor momento de la temporada y por fin, después de un inicio gris, logran conseguir separación con sus defensores, más aún cuando tienen tanto tiempo para lograrlo.

El partido no está falto de alicientes. Dos franquicias míticas, jugadores que ya se han ganado el derecho a ser Hall of Famers, la mejor defensa de la competición frente a uno de los mejores ataques, lo tiene todo. De hecho, hay cierta hambre de revancha por parte de los queseros, quienes fueron derrotados en el propio Lambeau Field en las dos últimas visitas de los Giants en postemporada. Cierto es que en esas ocasiones los locales eran claramente favoritos, y este año, por lo menos yo les doy ese favoritismo a los visitantes. Veremos si Giants es capaz de repetir machada o por el contrario los Packers se crecen un poco más y continúan con su marcha triunfal del último mes y medio. El espectáculo está servido.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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