Parece que después de un inicio demoledor, en el que llegaron a ser el único equipo invicto después de cinco semanas, los Kansas City Chiefs se desinflan lentamente como un globo. Muchos ya lo anunciaron, un comienzo tan bueno no es sinónimo de lograr el éxito final, puesto que aguantar en lo alto los más de cuatro meses que dura la competición, playoffs incluidos, es una misión prácticamente imposible.

Han perdido tres de los cuatro últimos desafíos, hecho que para un servidor es lo de menos, ya que no deberían tener problemas para ganar una división que claramente este año ha sido menos de lo que se esperaba. Cierto que para ellos es muy importante jugar en Arrowhead en enero y que hacerse con la ventaja de campo durante la Regular Season es un objetivo que se les ha puesto cuesta arriba con estas derrotas, pero para mí lo más grave es la sensación que han ofrecido durante el último mes.

Alex Smith, vía Fantasy Labs

Y aunque es verdad que el ataque ha bajado un par de escalones su rendimiento, no es acerca de este sobre el que estoy preocupado. Alex Smith sigue jugando mejor que nunca, Karrem Hunt está teniendo menos protagonismo con el fin de no sobreexponerle y que así pueda llegar fresco a la recta final y la línea ofensiva ha sufrido un constante movimiento de piezas por culpa de varias lesiones. Además, tengo la sensación de que Andy Reid está escondiendo algo más su playbook después del despliegue que hizo durante las primeras semanas. Todas ellas me parecen razones de peso para pensar que la ofensiva estará otra vez engrasada cuando se estén jugando el todo por el todo.

Pero, ¿y que pasa con la defensa? Aquí reside la verdadera explicación del bajonazo que han dado los Chiefs. Aunque desde el primer encuentro del año hemos sido testigos que esta unidad iba a sufrir, por lo menos durante las primeras fechas era capaz de esconder de una forma más o menos exitosa sus carencias, siempre ayudada por un ataque que olbigaba al rival a ser agresivo si quería seguirles un ritmo de anotación alto. Pero a día de hoy, esas carencias han tornado directamente en unas veguenzas que Bob Sutton, el coordinador defensivo, no está sabiendo tapar.

Obviamente el nombre que más aparece para tratar de explicar este desaguisado es el de Eric Berry, lesionado durante el primer partido y quien estará fuera de acción toda la temporada. Es evidente que la baja de un jugador de este calibre se debe notar, estamos hablando de uno de los mejores safeties de toda la competición, pero los problemas van mucho más allá. Sutton está completamente perdido, no da con la clave y aunque es cierto que la plantilla está escasa de talento en algunas posiciones claves, en otras cuanta con jugadores de primerísimo nivel.

Justin Houston, vía Arrowhead Addict

La defensa contra la carrera no existe. Los Chiefs no encuentran la manera de frenar el juego terrestre rival y en ocho de los nueve encuentros han encajado más de 100 yardas. Están permitiendo una media por acarreo de 4,8 yardas, segunda peor marca de la liga y un número insostenible cuando además cuentas con una secundaria endeble. Berry ayudaba mucho en este apartadao, pero la realidad es que el principal bastión en esta faceta durante los últimos años, Derrick Johnson, desgraciadamente no está al nivel de siempre. El linebacker tiene ya una edad y viene de una rotura del tendón de aquiles que le dejó sin jugar los últimos playoffs. Claramente ha dado un paso atrás y ni la gerencia, trayendo a Reggie Ragland con la temporada ya en curso, ni el staff técnico, han dado con la tecla para encontrarle un remplazo. Las carreras exteriores, cuando sobretodo van por el lado de Justin Houston, están más o menos controladas, pero cuando son atacados por el centro, a día de hoy el front seven es un coladero.

Pasemos al control que hay sobre el ataque aéreo del contrario. No es ningún secreto que la defensa contra el pase no solo depende de la secundaria o de los jugadores que caigan en cobertura, sino que esta debe comenzar con el pass rush. Pues bien, por increible que parezca, la presión que los Chiefs ejercen sobre el quarterback es prácticamente nula. Parece surrealista estar escribiendo esto de un equipo que cuenta en sus filas con uno de los mejores pass rushers como es Houston, y con otros que sin estar a su nivel, son realmentente buenos tanto por fuera (Tamba Hali y Dee Ford) como por dentro (Chris Jones).

Entonces, ¿cuál es el motivo de que el rival juegue con un backfield tan limpio? Aquí la culpa se la lleva toda Sutton. Es incomprensible el empecinamiento que tiene en atacar una y otra vez solo con tres hombres cuando es evidente que en la mayoría de las ocasiones no solo no llegan a buen puerto sino que directamente es suicidarse. Y lo peor de esto es que por muy mal que le vaya durante un encuentro no es capaz de cambiar el game plan. Sutton insiste una y otra vez a pesar de estar viendo que el rush con tres es prácticamente nulo. Además, cuando decide atacar con cuatro, lo hace de una forma ordinaria, cada uno desde su posición, sin buscar stunts o movimientos que favorezcan a los suyos. El mejor ejemplo lo tenemos en la actuación contra Raiders, donde un Carr que es de los quarterbacks que más sufre con presión, vivió el encuentro más cómodo en mucho tiempo sin encajar ni un solo golpe durante toda la noche. Está de más decir que los Chiefs terminaron perdiendo ese partido.

Acción de la secundaria en el partido frente a Raiders, vía KC Kingdom

Esta forma de lanzar la presión que tiene Sutton creo que viene derivada de la poca confianza que tiene en su secundaria. Prefiere plagar toda la zona media y profunda con jugadores a ver si por cantidad terminan impidiendo el pase. No es raro ver a Houston o a algún otro jugador de la línea defensiva dejarse caer hacia atrás, lo cual a un servidor le provoca que le sangren los ojos. De hecho, Kansas City es otro de los equipos que menos juega con el blitz, lo que significaría debilitar aún más el número de jugadores que caen en cobertura. Sutton está matando a su defensa con esta forma de jugar y aunque estemos en pleno ecuador de la campaña debería modificar su gameplan de manera urgente.

De la secundaria prefiero no hablar mucho, porque como ya he apuntado, está muy limitada en calidad. Sé que los aficionados del equipo pagan los platos rotos con ella pero yo creo que no lo están haciendo tan mal para el nivel de jugadores que son y para lo que les ayuda su coordinador desde la banda. Lo que sí quiero es puntualizar que no me está gustando nada la temporada del cornerback Marcus Peters, quien no solo debe ser el líder de esa secundaria sino que lo debe ser de todo el grupo. Claramente está mostrando la peor imagen desde que llegó a la liga, rindiendo a un nivel muy por debajo de sus posibilidades y además con una actitud negativa. Está siendo quemado más de la cuenta, en las jugadas de carrera por su lado rara vez se implica con sus compañeros y en vez de entonar el mea culpa se desquita con el resto. Muy mal.

Debe ser doloroso que cuando por fin tu ataque da el salto que le faltaba para llegar a ser un equipo temido por todos sea tu defensa la que se caiga. Esta unidad de Kansas City ha pasado en dos años de ser una de las más dominantes de toda la NFL, ocupando las primeras posiciones en todo tipo de rankings, a estar en la cola de la liga. En 2016 yo ya noté un claro bajón, el cual no fue muy evidente debido a la cantidad de turnovers que provocaban. Este año esos turnovers no han desaparecido pero sí han bajado mucho (33 en el total de la pasada Regular Season frente a los 13 que llevan hasta la fecha), lo que ha provocado que todas estas deficiencias de las que hemos hablado queden al descubierto. Sutton aún está a tiempo de reinvertir la situación, no va a ser nada fácil, pero nadie le está pidiendo que de la noche a la mañana su defensa pase a ser top, “solo” se le exige que le dé una oportunidad al ataque de ganar los partidos y que de una vez por todas estos Chiefs de Andy Reid terminen de dar ese último paso que se les resiste.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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