No tenía pensado escribir esta nota, y mucho menos teniendo en cuenta que no hace ni quince días que publiqué un artículo en el que ya hablé del extraordinario trabajó que realizaron los Patriots, y en especial Belichick, en su primer partido del año (aquí dejo el enlace). Sin embargo, me encuentro sobrevolando el Océano Atlántico en un viaje que durará casi 13 horas (hasta mi querido y añorado Madrid), y no puedo quitarme de la cabeza la exhibición ofrecida este pasado jueves por el conjunto de Massachusetts.

De nuevo, el excéntrico entrenador lo volvió a hacer. Ya hemos perdido la cuenta de cuántas veces, durante los últimos quince años, nos ha deleitado con una obra maestra en forma de partido de fútbol americano. Lo de este Thursday Night Football fue una oda de lo que significa ser un conjunto. Un equipo entrenado de manera magistral, que no se arruga ante ningún contratiempo, por muy desafortunado que este sea. Concretamente en este enfrentamiento, contra unos Houston Texans que venían crecidos, llegaban viéndose obligados a poner sobre el campo a su tercer quarterback. Un novato que apenas había disputado dos cuartos el pasado domingo y con el que solo tuvieron tres días para preparar el enfrentamiento.

Por este motivo, sumado a las ya conocidas ausencias de jugadores importantes tanto en el front seven como en la línea ofensiva, los Texans partían como favoritos para la gran mayoría de expertos y aficionados. Amigos, permitidme que os diga cuán equivocados estabais (y no me podéis tildar de ventajista porque en la previa yo sí les di como ganadores, aunque obviamente no con tal resultado). Es una osadía, la cual debería estar terminantemente prohibida, apostar contra  Belichick y compañía, y aún más si es que juegan en Foxboro. Como os atrevéis!!?? El mejor head coach de la historia,  lo digo sin tapujos y sin que por edad haya podido disfrutar de otros grandes que me pillaron muy joven, y en un escenario tan emblemático como el actual Gillette Stadium. Un campo en el que tantos y tan grandes jugadores se han arrugado durante todos estos años de dinastía. Un entrenador que dirige cual emperador un imperio que cada día parece más imposible de derrocar. Jamás apostéis contra ellos.

Además, se volvió a cometer el mismo error de dos semanas atrás, cuando también se pensó que sin Brady no serían capaces de derrotar a un aspirante como Cardinals. Que ingenuos somos. Lo de este jueves fue algo maravilloso, en todos los aspectos del juego. Ganaron todas y cada una de las batallas, sin dejar ni tan siquiera un segundo a su rival para que pudiera coger una bocanada de aire fresco. En ataque, en defensa, en equipos especiales, en lo táctico, en lo técnico, en lo físico, en lo psicológico, en la ejecución. EN TODO!!! Los Patriots superaron de manera aplastante a su contrincante, demostrando que si bien la posición de mariscal es la más importante sobre un emparrillado, esto es un deporte colectivo.

Blount celebrando su segundo TD / Scoopnest
Blount celebrando su segundo TD / Scoopnest

New England es un equipo, con todas las de la ley. Y no uno cualquiera, sino un verdadero equipazo que funciona bajo una organización cuasi perfecta dirigida por un genio. Belichick no entiende de nombres, a él le das 53 jugadores (o no) de football y puedes estar tranquilo que él los va a hacer jugar. Miento, los va a hacer ganar. Además está acompañado por un staff técnico que se acopla a él de manera perfecta. Entienden cuál es su objetivo y le acompañan hasta conseguirlo sin importar las consecuencias. Hay que destacar el magnífico plan de juego que desarrollaron durante el encuentro. En defensa obligaron a los Texans a que fuera Osweiler el que tuviera que ganar el partido para los de Houston, demostrando así que aún está muy verde. Y en ataque quiero ensalzar el playcalling de Josh McDaniels. Al coordinador ofensivo puede ser que le venga muy grande ocupar un puesto de entrenador principal, pero es innegable la capacidad que tiene para inventarse jugadas en función del momento del partido y de los jugadores con los que pueda contar. Bravo por lo que fue capaz de hacer con un mariscal que nadie conocía.

Las dudas, más que razonables, que podíamos tener acerca de qué pasaría cuando Brady se retire, han desaparecido de golpe y plumazo. No voy a menospreciar ni muchos menos al que es ya una leyenda viva de este deporte y uno de los mejores jugadores de la historia. Ni muchos menos. Brady es fundamental para entender lo que ha sido, lo que es y lo que será esta franquicia. Pero los que pensaban que cuando el quarterback estrella decida colgar el hábito los Patriots dejarán de funcionar, ya pueden ir olvidándose de esa idea. Mientras el tenebroso hombre de la sudadera de mangas rotas siga paseándose por la banda todo estará bajo control, para desgracia del resto de la liga.

Podría ponerme a analizar con más profundidad lo que fue el encuentro, pero esta vez no me apetece. Simplemente quería desahogarme. Ya son casi seis horas las que llevo encerrado en el pájaro de acero y no he podido decirle a nadie la histórica cruzada de la que fui testigo anoche. Necesitaba gritar a los cuatro vientos, aunque sea a través de unas líneas, que la NFL es una competición en la que juegan 32 equipos pero en la que siempre ganan los Patriots. En la que siempre gana el EMPERADOR BELICHICK.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

About Author

Comments

comments