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Si me lo permitís, voy a recuperar un texto que escribí unas semanas atrás, cuando estábamos metidos en plena vorágine de partidos. En él hablo de dos de mis ídolos de este deporte, aunque intuyo que no soy yo el único que los venera.

No sé vosotros, pero yo le estoy tremendamente agradecido a los Arizona Cardinals por la temporada que han realizado. Han sido uno de los equipos que mejor football han jugado este año. Tanto en defensa como en ataque han ejecutado un juego vistoso y alegre llegando en algunos instantes de determinados partidos ha rozar la perfección.

Cada una de las unidades que saltaba al campo se movían y actuaban por él acompasadas al igual que lo hace una orquesta sinfónica al completo, liderados por un virtuoso de este deporte, uno de los mejores directores posibles, Bruce Arians.

Arians entiende el football como sólo él lo sabe entender. Tipos así hacen gigante la más grande de todas las competiciones. No renuncia nunca a sus principios, sino al contrario, los aplica hasta el final de las consecuencias, sin importar ninguna circunstancia como momento del partido, rival o resultado. Y lo mejor  por suerte para el aficionado es que estos principios generan espectáculo, pues todos ellos se pueden resumir en una palabra: agresividad.

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Tenemos un vivo ejemplo, muy reciente, que aún permanece en la retina de todo espectador a la NFL. Tres decisiones debatidas y cuestionadas por no poca gente, que a la postre podían haber costado la clasificación del equipo para el juego de campeonato de la NFC y con ello la exaltación de amilanados expertos pidiendo la cabeza de Arians.

Primero, con el ataque en el campo, en un drive en el que consiguiendo un primero y diez más se hubiera “comido” el reloj, sin dejar oportunidad al rival de organizar una ofensiva más, mandó una jugada de pase el cual acabó en incompleto. El tiempo se detuvo sin haber conseguido el objetivo de las diez yardas y teniendo así que despejar el ovoide.

A renglón seguido y con la defensa en el terreno de juego, envío sendos full blitz en jugadas de 4&20 y 2&15 en lugar de ordenar la típica formación prevent que tanto se usa en este tipo de escenarios. El ataque contrario tenía que atravesar todo el campo sin tiempos fuera y con menos de dos minutos en el reloj de juego. Desafortunadamente para Arians en ambas ocasiones el quarterback rival completó sus pases, siendo el segundo de ellos un hail mary milagroso de 41 yardas con el que el partido se fue al tiempo extra. Claro, ese quarterback no era otro que Aaron Rodgers, ese pequeño detalle se le olvidó al bueno de Bruce.

Full Blitz del 2 y 12 en el Hail Mary - NFL Game Pass
Full Blitz del 2 y 15 en el Hail Mary – NFL Game Pass

A pesar de que en estas tres jugadas el resultado no fue el esperado, creo sinceramente que acertó en su play call. Pero no solo eso, sino que creo que debemos estar felices porque cada una de estas decisiones acentuaron si cabe aún más el espectáculo de este partido.

A renglón seguido y por suerte para la parroquia de los Cards, todo volvió a “su” sitio en la primera jugada de la citada prorroga, la cual ya forma parte de la leyenda de este deporte y cuyo protagonista no puede ser otro que el corazón de esta franquicia, don Larry Fitzgerald.

Este señor se ha marcado a la edad de 32 años y cuando algunos decían que su mejor momento ya había pasado, una temporada impresionante. En lo que ha estadísticas puras se refiere, ha sido el líder en yardas y touchdowns de recepción del equipo, pero su juego va más allá. Se deja la piel en cada snap, siendo un ejemplo de esfuerzo y dedicación para las jóvenes promesas, es el mejor receptor de la liga colocando bloqueos y lo que es más importante, es la válvula de escape del mariscal de campo del equipo. En la mayoría de jugadas importantes y terceros downs, Carson Palmer no tiene dudas, su objetivo favorito es Fitz.

Esto último se puede comprobar en la jugada citada anteriormente. Palmer recibe el snap y en cuestión de un momento se ve con la línea ofensiva completamente rota y a punto de ser asfaltado por los linieros rivales. Milagrosamente y sin saber cómo, sale rebotado desde dentro del pocket, levanta la mirada y para su goce divisa, próximo a la banda izquierda, a un Fitzgerald completamente solo. A partir de ahí se desencadena la locura y como describe Gabriel Trujillo (voz de los Cardinals en español) recorre no 75, sino millones de yardas hasta colocar el ovoide próximo a la zona de anotación.

Dos jugadas más tarde se completa la obra y en otro alarde de genialidad de Arians, la ofensiva ejecuta una jugada de engaño en la que Fitzgerald parte situado próximo a Palmer y cuando todo el mundo se mueve hacia la derecha (y digo todo el mundo porque hasta el espectador se movió con la mirada) este suelta un pase corto para que Larry entre por el centro de la línea a la end zone como los grandes dioses griegos entraban al olimpo.

La gran hazaña para este equipo no se pudo completar, pues ocho días después fueron aplastados por el que por aquel entonces era el gran favorito para alzarse con el Lombardi este año, los Carolina Panthers.

No quiero pensar y analizar hasta dentro de unas semanas lo que fue este último partido para los Cardenales y ahora mismo, si me lo permitís, me quiero quedar con el resto de temporada y darles las gracias por jugar de la forma que lo han hecho, en especial a estos dos maestros con los que cuentan en Arizona. No han podido ver cumplido el sueño de ganar la primera Superbowl para la ciudad, pero nos han brindado a todos, tanto a seguidores del equipo como a espectadores neutrales, momentos inolvidables de una exquisita calidad.

Ver dirigir a Arians desde la banda y ver jugar a Fitzgerald desde dentro del emparrillado debería ser un evento obligado para todo el mundo desde septiembre a diciembre de cada año. Por todo ello, les aconsejo que la próxima temporada no se pierdan ni un solo juego de los Cardinals. Temporada en la que deseo, como aficionado a la NFL, que estos dos genios alcancen su tan merecido anillo.

 

Por Stéfano Prieto

@stefanokresmar

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