En las siguientes líneas, y con varios días de retraso (debido a las Fiestas Patrias de las que hemos disfrutado en Chile), quiero daros mi opinión sobre la debacle de los Buffalo Bills en el pasado Thursday Night Football, primer partido retrasmitido para todo el mundo a través Twitter. Los que se acercaron por primera vez a este deporte debido a tal evento, se irían con un muy buen sabor de boca debido a la espectacularidad del juego, marcado por un vendaval de pases largos y anotaciones. En lo que a mí se refiere me fui a dormir con un cabreo que aún no se me ha quitado. Y no, ni soy seguidor de los Bills ni tampoco de los New York Jets. Agarraos que vienen curvas.

El encuentro, a pesar de ser aún la semana de competición número dos, era de gran importancia para ambos conjuntos, pues ambos venían de ser derrotados en la jornada inicial. La expectación era máxima: juego divisional, Rex Ryan de por medio (ex entrenador de Jets y ahora en Bills), los uniformes Color Rush que tanta polémica levantan y la mencionada retrasmisión a través de la red social. Debe ser que por todo ello las secundarias de ambos conjuntos se pusieron de acuerdo y decidieron unirse a la fiesta. ¿Cómo? Simplemente no defendiendo.

Tyrod Taylor / Buffalobills.com
Tyrod Taylor / Buffalobills.com

El partido se resume como un festival aéreo en el que parecían que se estaban enfrentando los 49ers de Montana frente a los Dolphins de Marino. Pero la dura realidad es que los quarterbacks que estaban sobre el emparrillado eran nada más y nada menos que Ryan Fitzpatrick y Tyrod Taylor, casi nada. De hecho, tengo una anécdota muy graciosa, y es que a la mañana siguiente le pregunto a mi hermano que le había parecido la defensa de Bills, y la respuesta que me da es que Fitzpatrick parecía que se había convertido en Tom Brady. No me atreví a llevarle la contraria, pues el barbudo posiblemente realizó el mejor partido de su carrera.

Rex Ryan es considerado como una de las mentes más privilegiadas a la hora de hacer funcionar una defensa. Pues bien, debería caérsele la cara de vergüenza con la actuación que sus pupilos llevaron a cabo el pasado jueves. Y es más, no solo debería estar avergonzado por este partido, que fue le guinda del pastel, sino por el trabajo que ha realizado desde que aterrizó hace año y medio en Orchard Park.

En la temporada 2014 Buffalo tenía una defensiva que era temida por todos los rivales, incluidos los mejores ataques de la competición. Sin lugar a duda top-5 de toda la NFL y una auténtica obra de arte la que había dibujado el por aquel entonces coordinador defensivo, Jim Schwartz. Eran capaces de mantenerse vivos en todos los choques, y luchar de tú a tú con los cocos de la liga a pesar de tener un ataque mediocre. Pues bien, el año pasado con la llegada de Rex, esta unidad se fue desmoronando como un castillo de naipes.

No quiero aburrir con estadísticas, ya que ni yo soy el mayor fan de ellas, pero para entender el nivel de esta hecatombe hay una que se hace imprescindible indicar. En 2014 lideraron la NFL en número de sacks con la friolera de 54, mientras que en 2015 fueron el segundo peor equipo con tan solo 21. Esto sin haber sufrido bajas significantes en offseason y contando con la misma línea defensiva. La causa, un cambio de sistema que no se adaptaba a las cualidades de los jugadores. Entiendo que si llegas a un nuevo lugar como jefe supremo, tengas que poner sobre la mesa tus ideas, formas de trabajar, procedimientos, etc. Eso está bien, pero lo que no puedes hacer es imponer todo esto, y menos sin preguntar, y menos cuando lo que había anteriormente estaba funcionando a las mil maravillas.

Cuando la temporada terminó fueron varias las excusas en las que se apoyó el bueno de Rex. Que si los jugadores no habían entendido su metodología, que si alguno de ellos (entre los que destaca Mario Williams) no habían jugado a su verdadero nivel, que si necesitaba más tiempo…Hasta yo me creí todo el cuento, de cabo a rabo. Pues no, no nos dejemos engañar más. Su trabajo ha sido para que el viernes mismo, después de lo ofrecido a la acérrima fanaticada del equipo, el mismo Terrence Pegula, propietario de la franquicia, le hubiera puesto de patitas en la calle. A él y al hermanísimo, su gemelo Rob Ryan.

De este último no merece casi ni la pena hablar. Lleva años paseándose de equipo en equipo sin conseguir nada. Su profesión no es la de coordinador defensivo. Este personaje a lo que se dedica de verdad es a defenestrar secundarias. A hundirlas en lo más profundo de la vulgaridad. Y no vale decir que si los actuales componentes de esta unidad no son ninguna maravilla o que están sobrevalorados, como se dice de Stephon Gilmore. Son buenos jugadores a los que no se sabe sacar rendimiento. Sino, recordemos la secundaria con la que contaba hace dos años New Orelans Saints, la que había sido hasta este año la última víctima de Rob. Recuerdo que antes de que comenzara la temporada se hablaba como una de las unidades a seguir. El resultado, jugadores muy buenos e incluso élite, como Jairus Byrd, que fueron el hazme reír de la liga y que aún siguen intentando deshacerse de la sombra de Rob.

Hay muchos detalles que podría destacar como ejemplo de mala defensa pero me quedo con el TD que anotó Decker. Un jugada simple donde las haya, de manual, que los Jets ejecutaron sin oposición ninguna.td-decker

Rex decidió esta temporada baja traerse a su hermano como asistente. No sé si con la idea de dar el empujón que hacía falta a la defensa o más bien el empujón con el que ambos se van a ir fuera a final de temporada. Y no vale decir que si tienen sancionados, como Marcell Dareus, o lesionados, como los rookies Ragland y Lawson. Primero porque dos rookies no van a cambiar nunca la cara de un equipo y segundo porque el desastre es tal que ni con las mayores estrellas defensivas se arreglaría este desaguisado.

Greg Roman en su último partido con los Bills / SI
Greg Roman en su último partido con los Bills / SI

Para más remate, todos quedamos asombrados con la consecuencia que trajo el ridículo del partido ante Jets. Ni más ni menos que le destitución de Greg Roman como coordinador ofensivo. Cierto es que no se estaban obteniendo los resultados deseados. Taylor sigue con las mismas deficiencias del año pasado y el juego de carrera ha empeorado considerablemente. La ofensiva ejecuta un juego ramplón y Roman no ha sabido realizar el mismo trabajo con Tyrod que el realizado con Kaepernick en San Francisco ¿Pero echar al encargado del ataque un día después de haber encajado 37 puntos? Juzguen ustedes mismos.

Y ahora la pregunta es la siguiente: ¿hacia dónde van los Bills? Pues hacia su enésima reconstrucción. Aunque debería hablar más de construcción que de reconstrucción, porque el equipo debe crecer de abajo a arriba, partiendo desde los cimientos. Pueden pensar que soy muy drástico con esta idea, pero lo siento, es lo que Rex Ryan ha conseguido que piense después de lo visto estas dos jornadas. El equipo no es que no haya avanzado, es que está retrocediendo a pasos cada vez más grandes. Así que, seguidores de Buffalo y miembros de la Bills Mafia, les aconsejo que se armen de paciencia porque la temporada tiene toda la pinta de ser muy, muy larga.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

About Author

Comments

comments