La franquicia de la eterna reconstrucción, de las innumerables bromas en redes sociales, de la famosa foto de la camiseta con los incontables nombres de quarterbacks que han pasado por el equipo durante la última época, podía seguir así varias líneas más, pero basta. Los Cleveland Browns parece que por fin han puesto punto y final a un pasado reciente en el que la ausencia de sentido en todos sus movimientos era la gran protagonista.   

El dueto formado por Paul DePodesta y Sashi Brown está asfaltando un camino que hasta hace escasos meses no estaba más que repleto de rocas y socavones, y aunque aún les queda un arduo trabajo que acometer y a buen seguro no serán pocos los inconvenientes que se les presenten por delante, parece que el raciocinio por fin ha llegado a los despachos de Ohio. La estrategia fue muy clara desde que aterrizaron en Cleveland, llenarse los bolsillos con rondas del draft y dar carpetazo a todo lo que tenga que ver con cualquier régimen anterior. Lo primero tiene todo el sentido del mundo, cuantos más picks mayores son las posibilidades de dar con un talento que de verdad funcione en una competición que dista mucho del college football, y lo segundo, guarda enorme lógica si tenemos en cuenta que cualquier proyecto del pasado podemos catalogarlo como de auténtico desastre.

Williams y Coleman, vía FanRag Sports

Como cabía esperar, el primer año no fue ni mucho menos un camino de rosas. Una sola victoria en 2016, un juego tan malo por momentos que hasta se llegó a decir que no ganarían a los grandes programas del fútbol americano colegial y sobretodo una sensación de que se habían vuelto a equivocar. Nada más lejos de la realidad. Fue el precio que tuvieron que pagar gracias a la mala gestión que se había estado haciendo durante mucho tiempo atrás.

Terminada la temporada, empezaron a aparecer los primeros destellos de luz con la renovación de parte del staff técnico, en concreto del coordinador defensivo. Greg Williams llegó para hacerse cargo de una defensa que había sido un espanto con Ray Horton, y pese a la fama que tiene de crear defensivas sucias su buen hacer nadie lo puede negar. Esos destellos se transformaron en hilos de luz cuando Cleveland salió de la agencia libre como uno de los claros ganadores, con el único pero de no haber podido renovar a Terrelle Pryor. Y finalmente los hilos se convirtieron en verdaderos rayos cuando llegó el draft y la gerencia, más allá de la gran cantidad de selecciones con las que contaba, completó un fin de semana enorme en el que destacaron sobretodo unos dos primeros días excelsos.

A ver, que con todo esto no estoy diciendo que los Browns vayan a ganar su división esta misma temporada o que vayan a estar luchando por el Lombardi, ni mucho menos, pero no me negaréis que es como para estar ilusionado. Queda mucho por hacer, cierto, pero de una vez por todas han comenzado a rehacer la casa desde los cimientos sin eludir la certeza que esta recuperación de la franquicia llevará unos cuantos años más.

Aunque he de reconocer que en todo esto hay una reciente decisión que me da mucho miedo dado los precedentes, y no por como están gestionando la situación desde dentro, sino por las reacciones que puedan tener los aficionados y sobretodo la prensa o lo que se hace llamar la prensa. Se trata obviamente del nombramiento de DeShone Kizer como QB1. No digo que sea un mal movimiento, ya que si es lo que Hue Jackson estima oportuno a muerte con él, pero tengo el recelo de que cuando empiecen a caer derrotas, que caerán, comiencen a devorarlo desde un entorno que ya hemos visto que es una auténtica máquina de triturar quarterbacks.

Kizer, vía SI

Kizer es un mariscal con muy buenas maneras como ya demostrará en Notre Dame cuando le dejaron, con un talento a desarrollar en el que gran parte de culpa en su éxito o no la tendrá Jackson, pero no deja de ser el quarterback en activo más joven de la liga. Debemos darle tiempo y sobretodo tranquilidad, dejándole que cometa errores de los que pueda aprender sin lapidarle cada lunes después de una mala actuación. Calma y paciencia, esas son las dos palabras que deben rodear al crecimiento de Kizer.

La mejor noticia para el novato es que esta campaña los Browns sí tendrán una línea ofensiva en el campo y es que lo que tuvieron en 2016 no se puede definir como tal. Todos pudimos ver como todo aquel que osaba a ponerse detrás de esos cinco señores que decían conformar la OL caía como cual insecto atizado por un matamoscas, y que me perdone Joe Thomas. Esta vez el futuro Hall of Famer estará rodeado de buenas piezas que permitirán a Kizer vivir con algo de tranquilidad dentro del pocket. Joel Bitonio regresa de una lesión para volver a acompañar a Thomas en el lado izquierdo, Shon Coleman tendrá la alternativa en el tackle derecho en su segundo año como profesional y J.C.Tretter y Kevin Zeitler llegaron como agentes libres para completar así una línea ofensiva de garantías.

En el backfield volveremos a ver a Isaiah Crowell y Duke Johnson, quienes tendrán al fin la oportunidad de correr detrás de una línea que les ayude a abrir puertas por las que escapar. Crowell debe demostrar que es un corredor fiable y tiene la obligación de hacer una temporada notable y Johnson, al que a mí personalmente me gusta bastante, ayudará una vez más en el apartado aéreo, tanto saliendo desde backfield como formando en otros spots como receptor.

En el apartado de receptores nos encontramos un pequeño vacío después de la mencionada salida de Pryor. Para remplazarle el elegido fue Kenny Britt, que en su último año en Rams demostró que si bien no está para ser un wide receiver número uno si puede ser un gran complemento. Yo tengo muchas esperanzas puestas en que Corey Coleman, primera elección del draft de 2016, pueda demostrar toda la calidad que atesora. En su primer año en la liga no tuvo suerte y estuvo apartado de los emparrillados casi toda la temporada por problemas físicos. Para suplir esa ausencia de receptores se eligió en uno de los picks de primera ronda del último draft a David Njoku, un tight end con un talento enorme que puede convertirse en uno de los principales targets de Kizer.

Los tres jugadores seleccionados en primera ronda del draft de 2017, vía Browns

Dejamos de lado el ataque para repasar la que desde mi humilde punto de visto será la parte del equipo en la que mayor revolución podremos ver en 2017. Sé que analizar partidos de pretemporada conlleva un gran porcentaje de sobrerreacción y que la verdadera cara no la veremos hasta dentro de una semana, pero lo mostrado hasta ahora por lo pupilos dirigidos por Greg Williams da para pensar que el vaso está medio lleno sino es que más.

Voy a empezar por atrás, sin duda el punto más débil. Sinceramente hay poco que destacar de una secundaria cuya figura más conocida es un rookie del que muchos analistas desconfían a día de hoy. Jabrill Peppers engloba amores y odios a partes iguales y aunque es cierto que tiene varios aspectos que mejorar, sus grandes condiciones físicas unidas a la versatilidad que le caracteriza creo que le vienen como anillo al dedo para desarrollarse como jugador a las órdenes de Williams. Más allá de Peppers está por ver que jugador asoma la cabeza y da un paso adelante tras la salida este mismo miércoles de Joe Haden, enésima pieza del pasado de la que se desprende la franquicia.

Lo positivo para una secundaria tan floja como esta es que por delante tendrán a un front seven llamado a ser una de las grandes sorpresas de toda la competición. Abanderado y liderado por el último número uno del draft, Myles Garrett, un jugador capaz de transformar una defensa por sí solo, las líneas ofensivas rivales van a sufrir de lo lindo para poder detener este frente. Desde los primeros snaps mostrados en preseason hemos podido ver el ADN de las defensas de Williams y la nota positiva es que los jugadores parecen haberlo asimilado a la perfección.

Collins, vía Cleveland Browns

Garrett estará acompañado en la DL por otras dos figuras que pueden crecer una enormidad como Emmanuel Ogbah y Danny Shelton, el único jugador del equipo elegido en primera ronda entre los años 2010 y 2015 que continúa en el roster. Además de ellos contarán con una buena rotación formada por Trevon Coley, Carl Nassib, Xavier Cooper y el también novato Larry Ogunjobi.

Detrás de ellos se posicionará una unidad de linebackers que se ha transformado de la noche a la mañana. Como he dicho antes, es muy pronto para afirmar que estamos ante un grupo que arrollará rivales, pero la impresión que transmiten Jamie Collins, Joe Schobert y Christian Kirksey es alucinante. Muestran una compenetración entre ellos desconocida la temporada pasada y las cualidades que entre los tres acumulan le proporcionan a Williams un abanico de amenazas tremendo.

Como ya he comentado al principio de esta nota, no queramos pretender que los Browns luchen ya con los gallitos de la conferencia, incluso con los pesos pesados de su división, eso sería un craso error e incluso una osadía. El objetivo este año es crecer como equipo, desarrollar la gran cantidad de jugadores jóvenes y poner el nombre de la franquicia en boca de todos, pero esta vez para alabar el trabajo que están llevando a cabo.

Por Stéfano Prieto

@Stefano_USA

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